Centralismo

Por Octavio Aristeo López

El centralismo siempre está en contra de México, vamos hacia una crisis mayor con el constitucionalismo oligárquico separado del pueblo mexicano en el despotismo constitucional, garantiza los intereses de la clase privilegiada y debilita a la nación, porque se intensifican los conflictos políticos y sociales, entonces, la democracia se fortalece igual los principios revolucionarios.
Con la reelección de senadores, diputados federales y presidentes municipales, en este momento enuncio que viene la Reelección Presidencial. Existe incertidumbre, existen vacíos electorales que permiten el aumento del conflicto político-electoral, por lo que, existirá mayor movilización en el país, por fin, se está logrando movilizar a México democrático y revolucionario.
Las clases conservadoras, siempre deseosas de privilegios y monarquía, el no tener el apoyo de las fuerzas políticas de México en sus reformas, buscan y buscarán apoyos en el exterior; tratarán de imponer la paz por medio de prácticas aplicadas en la época colonial y en el porfiriato; el primero origino la independice de 1810 y el segundo la Revolución Mexicana de 1910. Es la paz impuesta a cualquier costo. No son capaces de mantener un país estable, y el ser débiles para gobernar, no podrán sostenerse ni con un gobierno policiaco ni con sus opositores comparsas como es la izquierda reaccionaria.

La clase política mexicana, la élite política, está buscando una nueva identidad alejada del pueblo mexicanos

Con el fin de sobreproteger a los inversionistas extranjeros y no lesionar a los banqueros nacionales e internacionales, se invoca al centralismo para preservar la nación, idea que sigue circulando a través de los tiempos desde la independencia de México. La historia de México demuestra que el alto clero católico y la aristocracia gobernante son instrumentos desestabilizadores, por querer restaurar la monarquía colonial que evolucionó con el porfiriato.

Las alianzas, los acuerdos, las resoluciones son indelebles de las clases conservadoras porque solo se sustentan por el interés económico y sus privilegios, están alejados de la realidad del pueblo; y solo renacen problemáticas históricas, que han llevado a nuestro país a situaciones difíciles, como es el caso que, existen más de 60 millones de pobres, ha crecido la pobreza.
La clase política mexicana, la élite política, está buscando una nueva identidad alejada del pueblo mexicanos, la vinculación entre gobierno y sociedad se está profundizando, al querer reformar el sistema político mexicano; por lo que vivimos otro de los momentos difíciles de la historia de nuestro país; es una reforma hacia el retroceso, está cambiando la relación del gobierno con la sociedad, esto también nos hace ser más demandantes democráticos y revolucionarios.
El centralismo se está adaptando a las nuevas circunstancias históricas concretas que no está desvinculado con la globalidad. México es la imagen de la democracia que recorre el mundo. México está revolucionando, la sociedad está en movimiento. Excelente las reformas política-electorales. Demostrará que organizaciones políticas y sociales están en movimiento, respiran aires democráticos, viven en un país democrático, es el momento, es legal, es revolucionario.

Se está creando una reforma política centralista sin revocación de mandato ni rendición de cuentas del gobierno. No existe democracia interna en los partidos políticos. En la subordinación de mayoría y minoría, pero no existe claridad en quien es mayoría y quien es minoría, en México existe confusión en éste término conceptual. Este es parte del contexto político en la que estamos viviendo los mexicanos.
Ahora, los partidos políticos en México carecen de una fuerte organización para apoyar al Presidente Demócrata, han demostrado en el cambio de sus dirigencias que son partidos débiles. No tiene programas de propaganda política para defender las reformas ni generan conciencia política, no tienen capacidad en el debate político abierto y libre. Solo se observa la disciplina obligatoria de cumplir y hacer cumplir con las decisiones de sus líderes superiores, se ha demostrado con claridad en los debates en el Congreso de la Unión.
No es nuevo señalar que centralismo y democracia son conceptos contradictorios y, aparentemente, incompatibles. Existe dificultad hacer compatibles ambos conceptos, que han de convivir en un difícil equilibrio democrático. En la realidad, tan importante es el centralismo como lo es la democracia en nuestro país.
En la combinación de centralismo y democracia existe una excesiva disciplina de los actores políticos y sacrifica la libertad en una organización centralizada, para alcanzar el crecimiento económico con eficacia y prontitud; en donde las decisiones políticas fluyen de arriba hacia abajo, lo ideal, es que fluyan también de abajo hacia arriba, no con encuestas que son antidemocráticas, sino con la participación de los ciudadanos, en tal caso, los movimientos democráticos surgen de la tierra para hacer valer sus derecho, porque no hay legitimidad en las decisiones de gobierno.
Los excesos de organización acaban con la espontaneidad, con la libertad, la creatividad de quienes lo integran; por supuesto que la carencia de organización nos lleva a la anarquía, por lo que la organización del gobierno y de la clase política tiene que mejorar, renovar y adecuarse a las distintas circunstancias. Ya despertaron los sentimientos nacionales dormidos.
Por lo mismo, el centralismo disgrega la República mexicana, no une ni unifica, solo fomenta movimientos separatistas, tenemos varios ejemplos en la historia del siglo XIX y siglo XX, por supuesto que esto fortalece a los movimientos democráticos y a movimientos revolucionarios, ya tienen nuevas banderas de lucha: sufragio efectivo no reelección, el patriotismo y el sacrificios por México. No en un lenguaje de odio sino de hermandad y solidaridad.
Un país dividido invoca el centralismo, después el centralismo divide; además al imponer la solidaridad no busca la solidaridad en la confianza ni en la voluntad colectiva, y esto debilita a los gobiernos centralistas y no tienen capacidad para defender y conservar a la nación. De aquí la reforma energética para beneficiar a las transnacionales.

Por consiguiente, los procesos democráticos y revolucionarios vendrán de la periferia no del centro, así sucedió en el porfiriato, Porfirio Díaz Morí, al ver canceladas sus aspiraciones presidenciales por la vía electoral se levanta en armas. Esta es la dimensión que nos lleva la reciente política reforma política-electoral, aunada con la reforma energética.
Los mexicanos saldremos airosos nuevamente de esta prueba histórica, es nuestro momento, es nuestra oportunidad revolucionaria de gritar con fuerza más allá de las fronteras: “La patria es primero”.
Señala en sus textos Jesús Reyes Heroles: “los intereses centralizados se imponen y su ley no es la transformación, sino la conservación”.
El día 5 de diciembre de 2013, falleció Nelson Mandela, personaje que cambio el curso de la historia de un continente, quizás una de las más grandes figuras políticas del Siglo XX. Es un claro ejemplo de resistencia política, debemos leer sus escritos para aprender a defender nuestra una causa.

 

Acerca del Octavio Aristeo López

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales,
Universidad Nacional Autónoma de México.

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