El abuelo que se bajó por la ventana

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columnaimagenPor Sergio Morales

-Ya quiero irme de aquí está paleta de limón no sabe nada bien y usted no deja de preguntarme lo mismo todo el tiempo- le dije al policía- se lo repito, él me vio directamente a los ojos y yo lo vi también aunque haya sido por muy poquitito tiempo pero estoy seguro que ambos nos vimos no sé cuantas veces tengo que explicarle lo mismo. Lo único que me preocupa es que jamás me dejarán volver a visitar a mi abuela y mucho menos jugar en el balcón de su casa. Desde que se cambió a este edificio para veteranos y jubilados me la he pasado de maravilla. Todos los viejitos que viven aquí son súper amables y algunos muy divertidos. Además todo el tiempo el refrigerador de mi abuela está lleno hasta el tope con comidas y postres de todo tipo. Ella dice que se los regalan. Como le digo mi abuela vive en el cuarto piso, el segundo departamento a la izquierda con el número 405 en la puerta. Mi madre me deja todas las mañanas con ella y a veces todo el día depende de la cantidad de trabajo que tenga. Hoy por ejemplo es mi segundo día en el edificio y por lo que se ve al menos el resto del día no podré moverme de aquí. Anoche los viejitos del piso seis estuvieron tomando hasta muy tarde y como siempre tenían su escandalera a todo lo que daba. Mi abuela se quedó dormida en el sillón por lo que yo, como siempre, había hecho mi ciudad de mascotas en casi todo el balcón pues es mi lugar favorito para jugar. Me gusta estar ahí porque con regularidad pasan inmensos aviones que aterrizan en el aeropuerto que está unas cuadras más adelante y me gusta ver a esos inmensos aviones pasar tan cerca.  Nunca subirme al barandal y nunca asomarme hacia abajo es el único requisito que me exigen mi madre y mi abuela para dejarme jugar ahí y yo siempre hago caso pues soy muy educada ¿ya le mostró mamá mis calificaciones?- le dije.

-No cariño, no me ha mostrado tu madre tus calificaciones pero ¿podrías decirme nuevamente que fue lo que viste anoche amor?- me dice.

-Ya se los dije tres veces señorita policía- le dije- estaba jugando con mis mascotas y yo ya tenía armada mi ciudad, mire de un lado estaba el reino de la tortuga quien es una reina muy insegura y no deja que ninguno de sus súbditos salga de su castillo porque tiene miedo que le roben sus tesoros así que los gatos, los conejos, los zorrillos y los changos no podían salir del reino de la tortuga pero en el otro lado del balcón tenía el reino de la ballena ella es muy amable todo el tiempo pero no le gusta que su rival la tortuga poco a poco le quite parte de su terrenos para poner las nuevas casas de los zorrillos porque usted sabe que los zorrillos huelen mal así que la reina tortuga los alejó lo más que pudo de su castillo. No se preocupe señorita en la vida real no huelen mal pues son de plástico de hecho huelen bonito mire huélalos- le dije mientras le acercaba un zorrillo a su nariz.

La oficial sonrió y dijo- ok, cariño pero me podrías repetir que pasó con el señor que viste afuera de tu balcón- me dijo.

-Ah el señor que se bajó por la ventana- contesté- claro que si mire como le dije siempre que escucho un ruido volteo hacia afuera del balcón para ver el avión ya que aterrizan muy cerca de aquí pero el ruido que escuché era diferente al ruido de un avión era más como un grito pero de todas maneras levanté mi vista buscando al avión y ahí lo vi a él y él me vio a mí. No tuve tiempo de decirle nada pues todo fue muy rápido además no me gustó la manera en la que me vio porque se veía muy asustado. No me gusta cuando la gente se asusta porque me asusto yo también. Para cuando me levanté a decirle a mi abuela que un viejito acababa de bajarse por la ventana ya estaban todos los viejitos del edificio  asomándose por sus balcones.

-¿cómo que por la ventana?- dijo mi abuela y se levantó lo más rápido que pudo aunque la verdad es muy lenta para levantarse. Ella se asomó por el balcón y vio como abajo en el piso los viejitos del sexto piso acercaban al señor que se había bajado pues al caer se había alejado un poco del edificio.

-¿Qué demonios están haciendo con ese pobre hombre?- les preguntó mi abuela desde el balcón.

-¡shhhtt cállese! – Le contestaron los viejitos poniéndose el dedo de señalar en los labios –vamos a acomodarlo antes de que llegue la policía- dijo uno de ellos.

-idiotas- murmuró mi abuela mientras me metía a su recamara- seguramente la policía no va a ver la sangre en la banqueta- dijo eso y después de eso cerró las cortinas.

Yo estaba con el pendiente porque todas mis mascotas se quedaron en el balcón y a veces llegan las palomas y hacen popo sin importarles nada todo lo que ensucian. Es muy desagradable, el otro día me pasé casi 20 minutos limpiando a mis perritos y de tanto que los tallé a algunos se les despintaron un poco sus ojitos pero por más que insistí mi abuela ya no me dejó salir a recogerlos.

¿No tienen paletas de otro sabor? Ya quiero irme de aquí y esta no sabe nada bien ¿Cuándo dejará ese policía de hacerle preguntas a mi mamá y cuando dejará ir ese otro policía a mi abuela?

No me gusta nada esta paleta de limón.

bigsergio04mex@hotmail.com

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