Por Sergio morales
Todo alimento o bebida que tenga escrito en su etiqueta la palabra light tiene un mal sabor. No escuchen a las personas que hacen ejercicio, mienten todo el tiempo y son capaces de cualquier cosa con tal de hacernos creer que se la están pasando bomba incluso afirman que las hojas de la lechuga son deliciosas y que el nopal es dulce. Estoy de acuerdo que hagan hasta lo imposible por bajar de peso pero por más que se esfuercen no cambia el sabor de los alimentos cuando estas a dieta. Una zanahoria sabe exactamente igual si te la comes después haber estado sentado todo el día en el sofá a que si te la comes después de hacer mil o dos mil abdominales. Si a una persona le gusta una hamburguesa se sienta y se la come sin necesidad de publicar ese acto en el periódico o en el Facebook como lo hacen hoy en día. Se la comen y ya, fin de la historia ¿No les parece sospechosa tanta insistencia en hacernos saber (a cada probada) que la ensalada que están comiendo sabe deliciosa? “Explicación no pedida culpabilidad manifiesta” dice un sabio proverbio y no quiero intuir con esto que la ensalada podría saber feo, eso lo aseguro, de lo único que tengo duda es que todos esos halagos sean parte de un autoconvencimiento masoquista para cumplir con el régimen alimenticio o sean más bien un falso señuelo para que alguna de las otras personas en la mesa seamos víctimas también de semejante tortura.
Una dieta alimenticia está llena de restricciones y te impide comer un montón de cosas. Lo que no está especificado en relación a las dietas, y debería especificarse cuanto antes (si se puede ante notario), es que la dieta no debe de incluir a ningún otro miembro de la familia que no desee ser parte de ella. También debería existir algún tipo de multa para todas aquellas personas que con argumentos muy poco convincentes como “ándale te hace bien” o “mmm está deliciosa la ensalada de apio” te obliguen mediante ese tipo de presión psicológica a comer algo que a todas luces no se te antoja.
Tampoco me parece bien rendirle un culto enfermizo a la diosa avena la cual no recuerdo haber probado antes de los 30´s pero ahora me la encuentro por todos lados, en el pan, en las hamburguesas, en las empanadas, en los licuados y en un lugar en el que jamás pensé que alguien se atrevería a profanar… las tortillas de harina.
El genio que exigió la especificación de calorías en los productos alimenticios no tiene ni idea del daño tan terrible que nos hizo a las personas que comemos comida de verdad. Antes cuando íbamos a la tienda a surtir la despensa era muy divertido pues solo íbamos echando comida al carrito con singular alegría incluso imaginábamos los momentos en que disfrutaríamos todos esos alimentos en casa. Ahora tardamos cerca de 25 minutos en cada pasillo en lo que analizamos el alimento, checamos las calorías que contiene, vemos si está en las cosas que la dieta permite y todavía falta ver si no está a un precio muy caro. Parece más fácil que un inmigrante obtenga la ciudadanía americana a que un buen alimento ingrese a nuestro carrito.
En una reunión social, no una de las que llegan en la tarde las amigas y conviven en el patio, sino una de las más importantes del año como una boda, unos quince o una graduación en donde te sientas junto a personas que conoces pero con las que no tienes la suficiente confianza como para actuar con naturalidad hay una regla no escrita que obliga a todas las mujeres a tomar refresco light. Esta regla ninguna mujer la acepta pero todas la acatan. Desde su punto de vista la bebida que consuman durante el evento social es el reflejo de su vida deportiva antes de la fiesta. Si tomas refresco light das la impresión de ser una chica que se cuida y se preocupa por mejorar su aspecto físico. Da lo mismo si antes de venir al evento la chica cenó tres órdenes de tacos de carnitas o si solo mascó un chicle, el refresco light cubre toda la evidencia.
Los refrescos que no son light han sido relegados casi en su totalidad para los niños pues no sé que pasa hoy en día que los señores también se han hecho cautivos de esta oscura regla y aunque a ellos no les importa tanto el quedar bien con los otros señores al parecer lo están utilizando para impresionar a las señoras pues al igual que con las chicas si un señor toma refresco de dieta da la impresión de ser un tipo limpio que se preocupa por su aspecto aunque tenga el récord de quesadillas en las reuniones del dominó los Jueves.
Hay señoras que en estas reuniones piden de beber tan solo un vaso de agua y normalmente apenas y tocan el platillo que dieron de comer en el evento. Esto me parece una falta de comunicación terrible y una desconsideración brutal para el pobre anfitrión quien seguramente si hubiera sabido que iban a comer y a beber tan poquito se hubiera evitado la pena de gastar tantos miles de pesos en banquetes y refrescos.
No se vale acusarme con que promuevo la obesidad. Cada quien es libre de hacer ejercicio o no. Particularmente trato de ejercitarme a diario y creo que tengo una muy buena condición física pero me gusta comer y no veo nada de malo en eso. Lo que si me parece cruel es obligar a otra persona a comer repollo o lechuga con la absurda pretensión de que son platillos suculentos.
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