Un atajo al día de descanso

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Por Sergio Morales

Lo malo de ser pobre es que tenemos que trabajar todo el tiempo. No hay dolores estomacales, mareos, presión alta, ampollas, dolor de cabeza o simple flojera que te salven de la gloriosa jornada laboral. Ese lunes Toto tenía un partido de futbol adentro de su estómago lo más probable es que la salsa de aguacate de anoche ya estuviera en mal estado. Es una pésima costumbre guardar las salsitas de los tacos que compras en la calle pues la comida dura poco sin refrigerador y Toto vendió el suyo hace cuatro días.

Toto es un excelente pintor y  rotulista pero casi nunca hay trabajo de su oficio por lo que ha tenido que conseguir empleo en una maquiladora en donde hacen camisetas.  El sueldo es el mínimo pero al menos lo recibe de una manera constante.  Toto se siente mal y pide permiso al supervisor de línea para ir al baño este muy mal encarado le dice que no le pagan para eso pero accede a dejarlo ir.

-¿Qué quieres que haga si ya no aguanto?- dice Toto.

-A la otra hubieras estudiado- responde el supervisor.

Toto aprieta el pasó pues en su estómago  los jugadores del partido junto con el árbitro y la afición advierten que saldrán del campo dentro de muy poco y Toto sabe que no es ninguna broma. El baño de los trabajadores está ubicado hasta el fondo de la gran bodega en donde está instalada la maquiladora por lo que hay que caminar más de 250 metros para llegar hasta allá. Calculando más o menos de a metro por medio segundo serían 125 segundos para llegar hasta ese baño y Toto sabe que no tiene tanto tiempo por eso aunque está estrictamente prohibido opta por ingresar a las oficinas de las secretarias y los ingenieros que están a escasos metros de donde va caminando. Para su fortuna nadie se da cuenta y por lo mismo no le impiden la entrada. De inmediato se encierra en su cubículo pero ya cuando está sentado con los pantalones abajo se da cuenta que la puertecita no cierra completamente y además el pasador no coincide por más de un centímetro con el orifico por donde debería entrar. En su estómago, algunos de los jugadores del partido comienzan a exigir su salida de muy mala manera pero Toto no puede dejarlos salir porque antes necesita agarrar con su mano derecha la puertecita del cubículo para poder tener algo de privacidad. El problema es que la puerta al estar desbalanceada rápidamente se ha abierto de par en par y para traerla de regreso Toto necesita levantarse de la taza del baño dar un par de pasos y traer la puerta de regreso. Por el enorme espejo que está frente a él puede ver hasta la entrada del baño y se da cuenta que es el único en el lugar así que apretando hasta la última célula de su cuerpo se levanta y se encamina hasta fuera del cubículo para traer la puerta de regreso solo que con los pantalones abajo es muy incómodo avanzar pero ante la situación ese es el menor de sus problemas. Después de tres pequeños pasos Toto alcanza la puerta y justo cuando la toca un fuerte retorcijón le da una última advertencia y lo hace doblarse del dolor por escaso medio segundo se detiene y permanece con su mano izquierda apretando el estómago, con su mano derecha sujetando la puerta con las piernas abiertas y los pantalones abajo.

Justo en ese momento entra al baño Viki la directora de Recursos Humanos y al verlo se impacta tanto que lanza un tremendo grito que  hace que Toto se asusté y deje salir de su estómago a toda la afición futbolera que ahora se desplaza con rapidez por entre las piernas del buen Toto.

-¡Dios bendito!- dice Viki mientras sale del baño a toda velocidad.

El guardia corriendo se mete al baño y al ver a Toto en la situación que estaba le dice molesto.

-¿Qué haces Toto?

-Pues aquí tratando de volar un papalote- contesta Toto con ironía.

-Pero no friegues mira nada más el mugrero que hiciste- dice el guardia.

-Pues es que doña Viki me asustó y ya no me pude aguantar – dice Toto.

-Pues es que también ya ni friegas a la otra metete de perdido al baño de los hombres- dice el guardia.

-Pues ya ni vi, no te digo que ya no aguantaba, si yo iba al baño de nosotros pero ya no llegué-  dice Toto.

Llegaron tres ingenieros al baño para dar cuenta de la situación que había puesto en shock a Viki. Uno de ellos muy molesto le exigía a Toto que se limpiara cuanto antes porque era de muy mal gusto que toda la suciedad le escurriera por las piernas además de que el mal olor llegaba hasta su oficina. Toto no se amedrentó y reclamó por la falta de papel higiénico en los baños. El guardia tuvo que ir hasta el baño del director por un rollo y toto tardó cerca de 25 minutos en quitarse toda la suciedad. Dos intendentes limpiaron el baño con mucho cloro y aromatizante a petición del ingeniero que reclamaba. Viki fue por un refresco de dieta para el susto y utilizó el baño del director.

A Toto le dieron el resto del día libre pero se lo descontaron en la nómina.

 

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