La camioneta

La camioneta

Por Sergio Morales

Anoche mi familia y un servidor nos desvelamos hasta casi las tres de la mañana viendo una película del canal 5 lo que para muchos parecerá sumamente ilógico pues en ese canal pasan puros refritos de los 80´s pero pues ¿Qué le vamos a hacer? Amamos los finales felices nos gusta ver Duro de Matar un montón de veces y aunque ya sabemos de antemano que jamás matarán a Bruce Willis nos encanta ver la escena final en donde se abra… bueno seguramente ya todos vieron ese final. El punto es que lo problemático de la desvelada es levantarse al día siguiente para ayudarle a tu hija a prepararse para ir a la escuela y por supuesto llevarla a la misma. Te duele la cabeza, el estómago tiene un hueco horrible, tus movimientos son torpes y tus articulaciones por alguna razón desconocida todavía no se despiertan.

Pero bueno como padre sabes que el dolor es momentáneamente pasajero pues en escasos 25 minutos que despaches a tu retoño a la escuela podrás nuevamente acostarte a dormir “otro ratito” tan solo para reponerte de la irresponsable desvelada ocasionada por Bruce y los terroristas de la película.

Puedo sentir como en esta parte de mi relato muchos de ustedes dirán “¡Que malvado! Manda a la pobre criatura toda desvelada y luego él muy orongo se acuesta a dormir” Perdón por usar la palabra orongo la cual no sé qué demonios significa pero mi madre me la decía todo el tiempo cuando me regañaba por ser flojo así que no sé qué significa pero entiendo perfectamente cuando se aplica. El punto es que me volví a acostar para volverme a dormir. Si ya lo se que  además ustedes afirman que soy un malvado por mi proceder tan haragán pero ….no,  lo que pasa es que…  nop, la verdad no tengo ninguna defensa válida contra eso. Reconozco que soy de lo peor y me siento el más terrible de los padres pero aunque llevo toda esa pena de culpabilidad cargando sobre mi espalda  y siento sobre mis oídos todas sus innumerables muestras de desprecio… pues lo siento pero me vuelvo a acostar.

No se burlen de las personas cuando les dicen que “la vida te pasará factura” porque les juro que es cierto. En mi caso yo creo que estaba formado muy cerquita de la caja de cobro porque me pasó factura de inmediato. Resulta que estaba tratando de dormir pero pues luego pasa que aunque quieres no puedes dormirte y ahí estas luchando por alcanzar tu sueño (me salió de chiripa esa frase nada que ver con el programa de televisión) como les decía estaba tratando de dormir pero cuando intentas hacerlo a esa hora de la mañana entras como que en una especie de limbo en el que tienes un pie en el sueño y otro en tu cama por lo tanto ya no puedes distinguir si estás medio dormido o medio despierto o en donde termina tú realidad y en donde empieza tu fantasía. Me imagino que eso lo hacen de manera muy astuta (quienes sean los responsables de hacerlo) para que tu pierdas toda noción prácticamente pues de todo y llegues completamente convencido y enfocado al sueño o la pesadilla según lo que te toque.

Pues ahí estaba un servidor acomodando su camioneta en el estacionamiento de la tienda departamental. Si me acordará que tienda era se los diría sin problema pero los tipos del sueño de los que les hablé hace rato son buenos en realidad así que no recuerdo pero de lo que si me acuerdo perfectamente es que junto a mi camioneta estaba estacionada otra camioneta de color blanco y que el espacio entre ambos vehículos era muy reducido.  Por lo que pensé “debería despegarme un poco no vaya a ser que el tipo de esa camioneta me pegue ahorita que salga” todavía no terminaba de pensarlo cuando veo a través del vidrio de la camioneta blanca que un señor de aspecto ranchero se sube por el lado del conductor. De inmediato prendí mi camioneta e intenté salirme de ahí pero para mí mala suerte como que el ranchero traía prisa y además era muy descuidado pues al parecer no me vio y cuando iba saliendo el salió junto conmigo y me raspó y abolló todo el costado de mi camioneta. De inmediato él voltea a verme y ve que yo lo veo también así que se baja de la camioneta y pues obviamente yo también me bajo.camioneta

Atención, es muy importante la primera frase que  vas a decirle al tipo que te acaba de chocar en estas situaciones es mejor ser listo que valiente.  Aunque desde el fondo de tu estómago venga con la fuerza de una locomotora  un “hijo de tu put…” debes de contenerte pues si insultas a ese hombre muy probablemente todo el conflicto terminará con un tránsito municipal actuando como Poncio Pilatos región Méxican curius  diciendo “cada quien paga lo suyo y todos me pagan a mi” y pues no conviene porque pues como dijo una chica en You tube “yo no choqué, me chocaron”.

Así que tras un rápido pero concienzudo razonamiento opté por utilizar la oración “¿Qué pasó primo?” si se fijan es una frase segura. No lo estoy insultando. No lo estoy agrediendo. Incluso le estoy dando una categoría pues lo llamé “primo” lo que le da un cierto grado de relación y amistad hacia mi persona. De hecho  estoy de antemano perdonándolo pues obvia y muy claramente él tuvo la culpa y en lugar de comportarme de manera autóctona y brutal  me acerco a él con la cordialidad y el abrazo de un saludo local muy amigable por cierto.

Todo el mundo con dos rayitas de cerebro entiende eso. Lamentablemente el ranchero debió tener 1.5 porque me dijo: “Cual primo hijo de tu puta madre ¿por qué me chocas? Yo ya iba a salir y clarito, clarito vi cuando te movites sin dejarme pasar ¡Me bloquiates! ¡Tú me bloquiates! Tú tienes la culpa de todo méndigo grandote. Ándale arráncate si no te tengo miedo”

Pero en los sueños no reaccionas como quizás reaccionarías en la realidad y a pesar de todo lo que ese ranchero me estaba gritando yo no podía dejar de pensar “¿En verdad dijo bloquiates?”.

No sé como pero poco a poco el ranchero fue suplantado por las sábanas de mí cama (esos tipos del sueño son buenos en realidad).  No puedo explicarlo pues no tengo idea de cómo lo hice pero, créanlo o no, desperté con un nudo en la entrepierna así que poco a poco y con mucho cuidado me fui desenredando. No es que en determinado momento alguna de mis partes hubiera estado en riesgo pero ha como estaban saliéndome las cosas mejor decidí extremar precauciones así que después de unos cuantos movimientos clave por fin quedé libre y expresé mi alivio:

“Utss…. yo ni camioneta tengo”.

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