Cambridge Analytica, o el escándalo de que Trump hiciera en 2016 lo mismo que Obama en 2012

El caso que está hundiendo las acciones de Facebook parece sacado de una famosa escena de Casablanca: “Me he enterado de que aquí se juega”.

Ávidos de encontrar razones a las que achacar la victoria de Trump sobre Hillary, y después de que el Congreso concluyera que no hay prueba alguna de colaboración entre la campaña del republicano y la Rusia de Putin, ahora la nueva excusa para no aceptar la derrota demócrata se centra en el uso de datos personales de Facebook por la campaña del actual presidente. Todo un escándalo, sobre todo teniendo en cuenta que el uso de datos personales de Facebook por parte de Obama en 2012 no supuso problema alguno; es más, fue alabado por la prensa como una forma especialmente inteligente y efectiva de hacer campaña.

Las noticias se centran en la empresa británica Cambridge Analytica, que compró una extensa base de datos de 50 millones de usuarios a la empresa de un profesor de la Universidad de Cambridge, Aleksandr Kogan, llamada Global Science Research (GSR). Kogan había obtenido esos datos en 2014 mediante una aplicación en la red social llamada ThisIsMyDigitalLife, que ofrecía a los usuarios un test de personalidad. 270.000 personas lo rellenaron, y al hacerlo dieron permiso a la aplicación para conseguir sus datos y los de sus amigos. Facebook ha reconocido que los datos fueron obtenidos de forma legítima cumpliendo las reglas que tenía la red social en aquel momento: el único incumplimiento de Kogan fue vender los datos así obtenidos a terceros. En 2015 cambió sus normas para impedir que una aplicación pudiera hacerse con datos de las amistades de los usuarios de la red social, aunque éstos dieran su consentimiento.

Kogan simplemente replicó, a menor escala, lo que ya habían hecho otros colegas suyos de la universidad. David Stillwell había creado un test de personalidad en Facebook llamado myPersonality que estudiaba los principales rasgos siguiendo el llamado “modelo de los cinco grandes”, que describe la personalidad de una persona dividiéndola en cinco categorías: openness (imaginación, creatividad, apertura a nuevas experiencias, curiosidad intelectual), conscientiousness(responsabilidad, organización, disciplina, formalidad), extraversión, agreeableness(confianza en los demás, altruismo, tendencia a conformarse en un conflicto) y neuroticismo.

Seis millones de personas contestaron, y gracias a que un 40% dio permiso para acceder a sus datos personales en la red social, su colega Michal Kosinski pudo enlazar las respuestas y la actividad en Facebook mediante un algoritmo. Kosinski aseguró en 2012 que con menos de 70 “me gusta” podía predecir el color de la piel de las personas, su orientación sexual y su tendencia política, dato especialmente importante para lo que nos ocupa, y que con 150 podía saber más de una persona que sus propios padres y con 300 más que su pareja, según explica Juan Manuel López-Zafra.

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