Por Rut Elisa
¡¡Esta loca!! Grita la gente, es un desgraciado, un hijo de pu… bla bla son las expresiones coloquiales para describir lo que emocionalmente nadie entiende o se niegan aprender. ¡¡No!!, no se está loco simplemente es falta de salud mental o la falta de saber manejar adecuadamente nuestras emociones. Se estima que un 25 % de la población tiene un trastorno de salud mental. Técnicamente si nos dejamos llevar por el día a día lo que vemos en las noticias en los medios a nuestro alrededor yo diría que tengo el 25% a mi lado o constantemente. Llámelo falta de salud mental o falta de salud emocional lo lamentable es que en una sociedad civilizada estamos llenos de gente rota o quebrada emocionalmente.
Mientras no nos eduquemos, seguiremos llamando locos o despectivamente aquellos que solo cargan traumas, heridas y conflictos internos no resueltos. Creando contaminación ambiental emocional. No, no es la contaminación atmosférica a la que me refiero si no a la contaminación que dejan estas personas en su alrededor a través del contagio emocional o el “mood” “contagion.”
Existen dos tipos de contagiadores, los que esparcen paz, alegría o que las gentes les llama con vibra positiva. En casos opuestos los que realmente son tóxicos dejando a su paso, tristeza, rabia, miedo, frustración o discordia.
El problema no es que la gente esté rota, herida o tengan algún problema de salud mental, es que sin darse cuenta esparcen su veneno o emociones negativas a su alrededor dejando una lastra de marcas en la vida de otras personas que no tuvieron nada que ver. Cuando una persona derrama veneno sobre otra para desplazar su coraje crea una especie de contaminación ambiental emocional. Usted carga el ambiente con su energía, con sus palabras, con sus emociones usted desplaza y su medioambiente recibe. Estas pueden ser desplazadas de forma no verbal ( gestos), palabras o emociones.
Ejemplo de esto; Le resuena a usted la escena típica de la mañana donde la gente se levanta del lado izquierdo de la cama maldiciendo al mundo y a todo el que se le pasa alrededor solo sacando dedos o atacando verbalmente. Le suena la escena en casa donde solo se maldice a la humanidad, a la familia a los vecinos dejando una estela de gente contaminada emocionalmente. Estar en un ambiente de trabajo donde nadie saluda, hay indiferencia y chismes, y gente amargada alrededor. Le suena donde amenazar, maltratar y agredir es visto como normal y aceptado. Tan es así que ya no nos asusta, solo sacamos el celular para acordarnos del momento donde fuimos cómplices en vez sentir indignación. ¿Le son estas escenas familiares? En cada una de estas escenas hay un emisor (quien esparce la emoción) y un receptor o receptores (quienes reciben los efectos) de esa acción, palabra o emoción…
Cuando entramos en contacto con este tipo de situaciones desde afuera somos víctimas de contaminación emocional. Donde alguien externo deja alguna emoción que no fue causado por nosotros. De forma inconsciente nos carga nos llena de rabia, de frustración y de estrés. Tenemos que lidiar con esto a diario sin darnos cuenta como somos influenciados y manipulados de forma inconsciente por nuestro ambiente.
Aprender a ser selectivo ante situaciones emocionales que no están en nuestro control es importante. Cada acción tiene una reacción, pero saber identificar cuando no nos pertenece es importante para no ser afectados e influenciados ´por la contaminación emocional de las personas. Muchas veces no podemos controlar nuestro ambiente externo, pero si trabajamos a nivel personal con nuestras emociones, con nuestra paz interior con nuestros “issues” internos, reconociendo nuestras limitaciones y vulnerabilidad definitivamente podemos disminuir que la contaminación emocional infecte nuestra vida.
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