Por Sergio Morales
No puedo definir exactamente cuanta cantidad es pero a cada paso que doy puedo sentir como se desprenden grandes pedazos de la suela de mis zapatos de goma. Son las 2:45 de la tarde y voy en la décimo primera cuadra por lo que me faltan todavía tres más para llegar a la casa de Doña Cata la señora que me da asistencia junto a otros cuatro estudiantes.
Doña cata es una excelente mujer y tiene todas las características de una esposa maravillosa pero solo los que hemos vivido con ella podemos entender y descifrar el oscuro y muy rebuscado secreto del ¿Por qué no se ha casado ni formado una familia? Cada uno de los cinco pubertos inquilinos que vivimos bajo el techo de Doña Cata tenemos nuestra propia versión de tan polémica abstinencia pero en una particular opinión estoy seguro que mi versión es la más acertada y les platico ahora mismo por qué.
Pienso y afirmo que todos los seres humanos (al menos los más normalitos) tenemos un pequeño chip del sentido físico en nuestro cuerpo. Este chip se encarga de detectar el calor y el frío respectivamente, es decir, el chip se activa con la temperatura ambiente y le ordena al cerebro realizar ciertas actividades que van de acuerdo a la información que el chip recibió por ejemplo si hace calor el chip te envía una invitación a ingerir bebidas refrescantes de todo tipo desde un vaso de agua fresca, un refresco, un raspado, un hielito, una nieve, un bolis o ya de plano una caguama (depende de cada individuo). Por el contrario si hace frío el chip te invita a prender la chimenea, tomarte un chocolate caliente, taparte con un cobertor, etc.
En el caso muy particular de doña cata tengo grandes sospechas de que ese chip sin duda es de origen pirata, chino, similar o ya de plano fue comprado en una pulga porque la información que envía al cerebro de la señora no solo es equivocada sino que es completamente opuesta.
¿A quién demonios en su sano juicio se le ocurre que una persona, que se considere medianamente normal, tendrá ganas de comer un caldo de res hirviendo después de caminar 14 cuadras bajo un despiadado sol de 42 grados centígrados? les diré a quien, a la misma persona que en el día más frío del año nos da de comer ensalada de coditos y atún. Nadie puede explicar eso en Doña Cata pero yo sí. El chip es la clave está clarísimo.
Yo siempre he sido friolento, no me da pena decirlo, porque sé que hay muchos autóctonos que piensan en su diminuta media neurona que el aguantarse el frío o no tener frío es una señal de fortaleza. Desde mi humilde punto de vista aguantarse el frío es tonto, hacerlo por querer apantallar es más tonto aún y hacerlo a propósito esperando que los demás alabemos tu tonta acción rebasa todos los límites de la estupidez existentes.
Dona Cata no es estúpida pero les juro que por las tardes sale a tender la ropa con pants, una sudadera azul y una inmensa faja que le cubre desde la cintura hasta la parte de debajo de los pechos mis cuatro compañeros de cuarto coinciden es que tan solo es su estrategia para bajar de peso pero yo les digo que se equivocan pues definitivamente esa acción se debe única y exclusivamente al Chip.
En una ocasión durante el cumpleaños de uno de mis compañeros Doña Cata tuvo el detalle de comprar unas cervezas porque el chico era el mayor de todos nosotros y había que celebrar de acuerdo a la ocasión si mal no recuerdo fue la primera vez que tomé una cerveza en forma. Solo una para cada quien dijo Doña cata pues es solo para el festejo. Todos quedaron boquiabiertos cuando Doña cata prendió el comal de la estufa y en un pequeño sartén con agua puso a calentar su cerveza. Todos nos volteamos a ver entre sí y Doña cata nos dio una explicación que nadie pidió “es que no tengo anginas y no puedo tomar nada fresco” dijo Doña cata. Cuando se volteó a ver su cerveza yo les dije a mis compañeros extendiendo las manos y con cara de asombro pero en voz baja “¡Es el chip!” y aunque nadie me creyó estoy seguro que esa fue la verdadera razón de tan curioso acto.
Viví con Doña Cata 115 días, cuatro horas y 25 segundos. Durante ese tiempo no encontré una sola razón lógica para afirmar que mi teoría del chip era incorrecta a pesar de que mis compañeros siempre afirmaron lo contrario e incluso se burlaron de mi todo el tiempo pero… ellos tampoco comprobaron su teoría.
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