Por Ivan Gomez
Hernán O. Gálvez fue asignado por la directiva de Vocero Latino como Editor General, por el gran nivel adquirido a través de su experiencia y educación académica. Hernán O. Gálvez es periodista y escritor. Posee un título de bachiller en Periodismo de la universidad de Wisconsin y una maestría en Ciencias Políticas de la universidad estatal de Cleveland. También es dueño de Bilingual Trade International LLC, compañía de interpretación, traducción y asesoría en inmigración.
¿Por qué elegiste ser periodista?
Creo que como toda verdadera pasión, es la vocación la que te encuentra, te seduce, te secuestra. Un secuestro dulce, además, donde disfrutas esa cautividad sin queja alguna. No sé si “elegí” ser periodista, pero llegó un momento de mi vida donde me di cuenta que lo único que disfrutaba era comunicar. El camino a esa decisión no fue sencillo. De niño, por ejemplo, quería ser arqueólogo. Un tiempo hasta consideré ser cura, imagínate. Con las cosas que escribo ahora sería impensable (risas). Ya de adolescente, con la presión paternal para ver “qué hacía con mi vida”, llegué al colmo de prepararme para ser aviador, simple y llanamente porque no sabía (no descubría) qué diablos hacer. Luego de tres meses de “preparación” militar (donde apenas entraba a clases y, las pocas veces que me provocaba aparecerme por la academia, me la pasaba contando historias a mis amigos en el patio), decidí, un día antes del examen de ingreso, no postular. A mi papá casi le da ataque. Pero le regresó el buen humor cuando, a la semana, postulé sin saber bien por qué a la facultad de Periodismo de una universidad limeña. Sólo para contentarlo, y porque la amenaza de perder mis propinas era inminente (risas). Y así, sin saberlo aún, mi vida cambió. Aunque guardo otro amor intermitente, totalmente desleal, mucho más visceral y, por lo tanto, inolvidable: la Literatura. Es un amor que me niego a olvidar. Vengo preparando, postergando, haciendo y deshaciendo un libro desde hace años. Algún día tendré el coraje de dejar todo y dedicarme sólo a escribir. Y es una esperanza cierta. Los grandes y verdaderos amores nunca se olvidan. Y la Literatura es, para mí, ese amor que jamás me dejará en paz. Felizmente.
¿Cómo fueron tus inicios? Cuéntanos como empezaste tu carrera en los medios de comunicación
Trabajé muy joven en una radio peruana antes de venir a los Estados Unidos, y en el circuito televisivo de la universidad. Había estudiado inglés –siempre me gustaron los idiomas- antes de acabar la secundaria; surgió la posibilidad de venir a estudiar. Emigré a los Estados Unidos a los pocos ciclos de haber empezado la universidad en Perú. Terminé la carrera aquí, en la Universidad de Wisconsin. Ya entonces trabajaba para un quincenario en Green Bay, Wisconsin; colaboraba para una radio peruana y un magacín político. Me mudé a Cleveland por una oferta de trabajo –soy también intérprete judicial y tengo una compañía en ese rubro- y terminé una maestría en Ciencias Políticas en la Cleveland State University. La política es mi área periodística favorita. Aunque pienso que un periodista es, sobre todo, un humanista, que debe prepararse –a veces contra el tiempo- para cubrir toda clase de temas. No concibo a un periodista que no lea, o que excuse no hacerlo por “falta de tiempo”. Quizás por eso no me caen los reporteros, a pesar que he sido reportero también y aún lo hago eventualmente. Pero, ¿eres ya periodista solo porque tienes un micrófono en la mano y haces preguntas memorizadas como sonsito, sin incomodar al entrevistado o repreguntar con algún análisis medianamente inteligente? Un periodista puede ser un reportero, pero un reportero no es necesariamente un periodista. Y bueno, desde hace casi un año ingresé a trabajar para El Vocero Latino como columnista de opinión.
¿Crees que un periodista debe ser querido por sus lectores? ¿O es más importante exponer información que agradar?
Lo último que debe interesarle a un periodista es agradar. ¿El médico debe agradarle al paciente cuando lo opera de un tumor? El periodismo tiene muchas áreas. Puedes limitarte –y es totalmente lícito- a las formulitas que te enseñan en la universidad y preparar tus informes o artículos informativos, publicarlos y enseñárselos a tu mamita para que esté contenta. Puedes, si trabajas en televisión, poner tu mejor cara de objetividad y leer formalito las noticias u opiniones que otros escriben. Es totalmente válido. Habiendo pasado por distintas áreas, prefiero lo que hago ahora: periodismo de opinión. Es más cercano a lo que somos: humanos, y el ser humano es subjetivo por excelencia. La “objetividad” total no existe. Es como la democracia. Todos hablan y hablan de ella pero, ¿dónde está? ¿Qué es? ¿Existe de verdad? Se confunde objetividad con imparcialidad. Sí puedes –en algunos casos, debes- ser imparcial con tus preguntas si moderas un debate o entrevistas a dos tipos con agendas distintas. Eso no quiere decir que no tengas tu propia agenda. Las más grandes publicaciones de este país tienen su línea editorial bien marcada: o demócrata o republicana. Eso no quiere decir que no puedan ser imparciales en el desarrollo de sus noticias. En sí, el periodismo es pasión: lo amas tanto como lo detestas, pero no puedes vivir sin él. ¿Y qué pasión es objetiva, pues? Ninguna. No es una profesión con horario de entrada o de salida. Comes, caminas, sueñas, vives como periodista las 24 horas del día. A veces creo que es una maldición (risas).
En mi opinión, veo a los medios periodísticos de Cleveland como meros propagandistas. Su “misión” parece ser ayudar y agradar a nuestra comunidad hispana. ¿Crees que esa debe ser la verdadera misión de un medio informativo?
Volvemos a lo anterior: cada uno escoge cómo se gana los frejoles. No condeno la pasividad, siempre y cuando no haya “mermelada” de por medio, como decimos en Perú. O sea: cuando no toco determinado tema porque una de las personas involucradas pone publicidad en mi revista, ¿me explico? Eso sí es sucio, repugnante. Si un periodista escoge la comodidad del sueldo fijo y decide no alborotar mucho el gallinero limitando su trabajo, está bien; no lo comparto pero tampoco me parece tan terrible. Pero de nuevo: la cosa cambia cuando se hace por conveniencia, por intercambio comercial. Eso ya no es periodismo. Eso es relaciones públicas, mermelada disfrazada de (mal) periodismo.
Ahora que tenemos una radio latina las veinticuatro horas del día, ¿crees que hemos pasado a otro nivel, en cuanto al desarrollo y progreso de nosotros los latinos aquí en Cleveland?
No veo la causa-efecto. La radio a la que haces referencia es un medio de entretenimiento, eso es todo. No informa. Y está bien, es su elección. Yo creo en la libre empresa. Tampoco seamos más papistas que el papa: el chicle, ¿está hecho para alimentarnos? Ese o cualquier otro medio de entretenimiento no tiene por qué contribuir a nuestro progreso o desarrollo. Para eso está la educación, el trabajo, la experiencia. Cada cosa en su sitio. En su papel de medio de entretenimiento, hace un magnífico trabajo.
¿Crees que un medio de comunicación puede firmar pactos con el gobierno de turno o sus líderes? ¿O crees que la función de los medios se debe limitar a informar a los lectores?
Creo en las cosas claras. Detesto las medias tintas. O es blanco o es negro. Un medio de comunicación tiene todo el derecho del mundo de poner monos como presentadores y fronterizos mentales como reporteros para servir a quien se le dé la gana de servir. A lo que voy es que eso tiene que quedar bien claro en su discurso editorial: sí, somos pro-demócratas, o no, somos pro-republicanos, o ninguno de los dos. La palabra “pacto” de por sí puede interpretarse de muchas formas. Lo ideal es que el único pacto que debe tener un medio de comunicación es con sus seguidores. Pero tampoco vamos a ser ilusos: en las campañas electorales se mueve muchísimo dinero. Y más que dinero, intereses. La idea es ser lo “menos evidente” posible y, a pesar de tener (con justo derecho) tu bandera partidaria, mantener la pluralidad necesaria para darle voz a todos los bandos, no sólo al tuyo.
¿Cuál crees que es el gran enemigo de la comunicación social en la actualidad?
Tengo sentimientos encontrados con el internet. Si bien es cierto te permite acceder a información de manera instantánea, a veces tiene también ese efecto –y vacío- del fast food. Hay mucha basura en la red y nadie se preocupa en limpiarla. No llegaría al punto de llamarlo “enemigo” de la comunicación social, pero el consumidor debe educarse por otros medios para entender que no todo lo publicado en la red es cierto o confiable; no debe usarlo como “recurso” directo, quizás sí como complemento. El único enemigo de la comunicación (bueno, en verdad de todo elemento individual o interpersonal) es la ignorancia. La estupidez voluntaria. Y lamentablemente hay muchos que se sienten bastante cómodos siendo unos reverendos estúpidos. Y lo peor es que es gratis (risas).
En mi opinión los medios de comunicación están influenciados por la política e ideología. Por ejemplo, los medios más importantes están influenciados por el liberalismo y reportan con un ángulo demócrata, con excepción de FOXNEWS. ¿Existe la honestidad en el periodismo?
Todo está influenciado por la política e ideología, querido Iván. ¿Por qué el periodismo o los medios de comunicación deberían estar exentos? Y eso de que los medios más importantes están influenciados por el liberalismo es subjetivo. ¿Tenemos entonces presidentes demócratas eternos y/o políticos liberales perpetuos desde que los medios “liberales” existen? No pues. La influencia no se mide en la cantidad o en la “masa de ataque”, sino en la capacidad de discernir del receptor –y esto último, depende de muchísimas variables que van desde la educación hasta la estabilidad emocional. Hay cientos de casos donde políticos, en democracias decentes, han recibido el apoyo masivo de medios de comunicación, y terminaron perdiendo. Y viceversa, corrientes pigmeas que se inician en política básica –las calles- y terminan como grandes corrientes de opinión. Así es este juego. La honestidad puede existir en el periodismo, pero no es la voz cantante. El caso de Fox News es emblemático: nunca han aceptado ni aceptarán que son una maquinaria gigante de propaganda republicana disfrazada de “prensa”, pero ya ni es necesario que lo hagan: todo el mundo lo sabe, y quien desea lo consume. Y está bien. Parafraseando a Juan Gabriel: hay cosas tan obvias que ya para qué preguntar (risas).
El hecho que tengamos variedad de los dos partidos políticos y las dos ideologías, liberal y conservadora, no cambia el hecho que la mayoría de los medios de comunicación incluyendo el entretenimiento -tales como la aclamada revista The Rollings Stones y MTV- sean meras máquinas de propaganda izquierdista. Claro Hernán, no lo ves así tal como los borrachos no reconocen que lo son (risas). Fue un placer dialogar contigo, y no cabe duda que desempeñarás una gran labor como editor de esta publicación. No podría haber otro candidato mejor que tú. Bienvenido.
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