Entrevista con Hernán Gálvez: ¿Qué pasó con Al Día?

 

Por Ivan Gomez

Hernán Gálvez fue hasta hace poco el rostro de las noticias en español de Cleveland, conduciendo y produciendo con gran éxito el micro noticiero “Cleveland Al Día”, a través de la señal del Canal 19. De un momento a otro dejó de aparecer, y se tejieron mil versiones al respecto. A tres meses desde su última aparición en cámaras, el periodista Hernán Gálvez rompe su silencio y nos da esta entrevista exclusiva donde nos habla de todo.

 

Vocero Latino: ¿Cómo estás Hernán? Creo que la primera pregunta es obvia. ¿Qué pasó? ¿Por qué ya no te vemos ni a ti ni al programa?

Hernán Gálvez: Primero agradezco tu interés y escogí darte esta entrevista sobre todo porque a pesar que nos conocemos, no somos amigos, y si en algún momento decidía declarar tenía que ser con un medio imparcial. Hay varios puntos que creo son necesarios aclarar. Habría sido muy fácil, de hecho podría haber logrado incluso algún efecto mediático, salir a hablar en las condiciones en que me encontraba y así quizás agenciarme simpatías o tener un poco de notoriedad. Pero a pesar de mi posición pública que, ojo, no empieza con el programa ya que siempre he estado ligado a actividades con la comunidad, nunca he ventilado mi vida personal y por el contrario, he sido muy celoso con ella.

Y sí, lo único que diré es que hubo dos incidentes relacionados con una persona con quien tuve una relación sentimental de cuatro meses. Estos incidentes ocurrieron a principios de Enero de este año. La acusación no prosperó hasta casi un mes después de ocurridos. A pesar de mi condición física y emocional, intenté regresar al programa; el último episodio fue el 4 de Febrero. Sin embargo, estaba devastado, y no me avergüenza para nada admitirlo. No estaba bien y me era difícil seguir. La tristeza honesta, así como la sonrisa franca, no es motivo de vergüenza. Y el dolor, así como la alegría, es consustancial a tu nivel de expectativa o de ilusión. Si tú tenías poca expectativa ante un hecho como, digamos, obtener determinado trabajo y finalmente no te lo dan, pues te recuperarás rápidamente. Si por el contrario, guardabas muchas esperanzas e ilusión ante, como fue en este caso, una relación sentimental,  tu dolor obviamente será fuerte si ésta termina o se resquebraja. Cada uno lleva su luto ante una crisis de manera distinta. Y esta ruptura en particular para mí fue muy dolorosa; no podía salir a los dos días sonriendo como si nada hubiera ocurrido. Pero ni me estuve escondiendo como maliciosamente se especuló, ni tampoco estuve detenido, como también se dijo irresponsablemente. No pasé un segundo detenido, no hubo arrestos, y el proceso sigue su curso.

VL: ¿Fue esa entonces la razón de tu salida, la acusación?

HG: Tengo el tiempo suficiente en este medio, pero sobre todo tengo el tiempo suficiente como adulto para entender que en casos como éste se espera un sí o un no como respuesta. Pero no es tan sencillo. Aún hay temas pendientes y por respeto a esa situación no puedo dar más detalles. Sin embargo, lo que sí puedo decirte es que entiendo que produzca interés. Pero una cosa es el interés, y otra la chismografía. Trabajé durante muchos años como intérprete judicial y sería el último en minimizar un tema legal. Sin embargo, estas cosas ocurren a diario y a todo el mundo, con la diferencia con que yo me llamo Hernán Gálvez, soy medianamente conocido por mi trabajo en prensa y otras actividades en la comunidad desde hace años. Pero por eso no pierdo el derecho a la intimidad, a que no se especule sobre mí y otra persona de manera irresponsable. Aislarse momentáneamente por salud mental y física no significa esconderse; aquí estuve, aquí estoy y el asunto se resolverá o no donde tenga que resolverse. Pero espero que se entienda que no iba a fingir una estabilidad emocional que no tenía, estabilidad que siempre he necesitado para hacer bien mi trabajo. Si voy a hacer un mal trabajo, prefiero no hacerlo y darle prioridad a mi recuperación.

Uno de mis personajes históricos favoritos es Nicolás Maquiavelo, injustamente citado muchas veces de manera negativa, a pesar de haber sido genial o precisamente por eso mismo, tú sabes que la mezquindad es tan antigua como el mundo mismo. Él decía que pocos conocen lo que somos y muchos ven lo que aparentamos. Vivimos en una sociedad tan extraña ahora con este fenómeno de las redes sociales que tú puedes literalmente dejar de visitar a tus amigos, dejar de viajar, dejar de salir a caminar, dejar de ir al supermercado, dejar de hablar por teléfono con alguien, y no pasa nada, a nadie le importa. Pero dejas de usar el Facebook o el Instagram y para muchos significa que “desapareciste” o te “escondes”. Triste pero real. Vivir de las apariencias parece ser una tendencia; paso, no es mi moda, eso de vivir dependiendo y buscando constantemente la anuencia de los demás es, principalmente, triste. Acierta o equivócate, pero hazlo tú, asúmelo tú. Decidí darme un break de tanta ligereza a pesar que sabía que la gente iba a decir lo primero que se le viniera a la cabeza. Preferí ese supuesto riesgo justamente porque, con errores o no, hasta ahora he vivido la vida que he querido vivir, y no la que otros quieran que viva. Cada uno vive su luto a su manera, y una ruptura sentimental puede ser también un luto, una crisis. Otro genio como Chaplin decía: “preocúpate más por tu conciencia que por tu reputación. Tu conciencia es lo que eres. Tu reputación es lo que otros piensan de ti. Y lo que otros piensan de ti, no es tu problema.” Pero decidí conversar con ustedes para que paren tantos comentarios que afectan la intimidad de dos personas.

VL: Justamente las versiones fueron tantas porque pocos sabían de esa relación. Algunos hasta pensaron que se trataba de un problema con tus hijos, o con alguna menor de edad. Se dijo de todo, ya que el cargo es demasiado general, “secuestro agravado”. ¿Por qué mantuviste en secreto esa relación? ¿Por qué no saliste antes a aclarar al menos eso, que se trataba de un incidente con una pareja o ex pareja?

HG: Es cierto que tal como se lee, el cargo suena gaseoso y nada específico. Cuando escuchamos la palabra “secuestro” imaginamos la solicitud de un rescate, el uso de armas. Pero también significa la retención de una persona en un lugar contra su voluntad. Repito que no entraré en detalles porque este no es el espacio para tocar un tema que contiene detalles íntimos que merecen respeto. Cada situación tiene su espacio. El que yo haya decidido en su momento mantener esta relación en privado tampoco significa que la escondía; una cosa es la privacidad y otra el secreto. No era un secreto sólo porque no la exponía o no publicaba fotos; entiendan, el mundo no es una pantalla de teléfono. No voy a contar ni aquí ni en ningún otro medio el por qué no lo hice público; eso sólo me atañe a mí y a la otra persona involucrada.

El tema legal se resolverá como deba resolverse en el lugar donde deba resolverse. Como te dije en una pregunta anterior, no era una situación sencilla justamente porque sabía que cualquier cosa que yo dijera iba a despertar el morbo de la gente, el ah caramba, ¿era verdad entonces que estos andaban juntos?, y de ahí empezar a hilvanar historias y chismografías baratas sin importarles que se trata de, sobre todo, dos padres con un merecido derecho a la privacidad, por más personas públicas que sean. Yo agradezco las llamadas inteligentes que recibí de gente que incluso no sabía que me tenía tanto aprecio, inteligentes porque entendían que brindarte apoyo no significa tomar bandos ni partidos. Pero también fue desagradable comprobar la existencia de personas de razonamiento tan básico, tan mediocre, que lo único que les importaba era los detalles, el cuéntame pues, o esperando algún comentario mío a un chisme barato. Y yo no he hecho ni voy a hacer jamás de mi vida una novela escabrosa para satisfacer las mezquindades de los demás. No sólo la caballerosidad, sino el sentido común así lo exigen. Haya ocurrido lo que haya ocurrido, pido respeto a mi intimidad pero sobre todo a la intimidad de una persona que significó mucho en mi vida. Como todo ciudadano de este país, dejen que el proceso siga su curso. Sólo aclaro nuevamente que nadie fue detenido, ni me encarcelaron, he seguido aquí a medida que me recuperaba. Incluso hice un par de viajes.

VL: Pero, ¿por qué el programa no continuó? En otras ocasiones eras reemplazado cuando no conducías e inclusive tú mismo reemplazaste al antiguo conductor antes de hacerte cargo totalmente. ¿Cómo así es que llegas al programa?

HG: Es cierto, también es bueno recordar que el programa no fue inicialmente “mío”. Yo venía colaborando para ellos desde inicios del 2019. Ocasionalmente, el canal me convocaba para la conducción o preparar el contenido. Yo tenía una compañía de interpretación y traducción judicial, viajaba mucho sobre todo para audiencias de inmigración, y había incursionado también en la producción de eventos musicales, sin descuidar el periodismo (escribía para dos periódicos y colaboraba para medios televisivos y radiales internacionales). Es en Diciembre de ese año que recibo la oferta para hacerme cargo de la conducción y producción de Al Día. Me tomó de sorpresa, no lo voy a negar. Fue una decisión difícil. Tenía literalmente un pie en el avión cuando me hablaron. Estaba a punto de viajar fuera del país por un mes, como parte de lo que se suponía era el inicio de dos años sabáticos que venía preparando y deseando desde hacía tiempo. Las personas que me conocen saben que me gustaba lo que hacía, pero no hacía lo que me gustaba. Mi vocación pasional es por la literatura, y hacía años la venía postergando por diversos motivos. Había consolidado una tranquilidad económica que me permitía empezar el sueño anhelado de escribir mi primer libro, planificando así dos años sin trabajar.

Les pedí tiempo para pensarlo y decidí finalmente asumir el reto. Negociamos un poco las condiciones del contrato y aplacé una vez más el inicio de mi vida itinerante como escritor, mira tú.

VL: ¿Te arrepientes?

HG: Nunca. Te dije que no me gusta hablar de mi vida personal pero ya qué diablos, he soltado tanto ya (risas); no me arrepiento porque viví una historia inolvidable.

VL: Pero tienes una acusación, y tú hablas como si eso no importara.

HG: Nunca dije que no importe. Trataré de explicarme. Cualquier resultado de un riesgo tomado, nunca va a superar al motivo por el que tomaste el riesgo, al menos no para mí. No es que lo minimice. Sé que para muchos puede sonar chino, pero ya te dije que vivo mi vida a mi manera y no a la manera de los demás, con sus subidas y bajadas, errores y aciertos. Mira, se han escrito muchos libros de filosofía sobre la vida y qué sé yo; les ahorro tanta lectura: sólo existen dos clases de personas: las que se arriesgan y las que no se arriesgan. De nuevo Macchiavello: “más vale hacer y arrepentirse que no hacer y arrepentirse.” Aunque aquí sólo lo parafraseo; en mí no hay arrepentimiento si lo que hago lo hago por y con amor. Me ubico dentro de los que se arriesgan. Vivir una vida de 8 a 5, lineal, chata, mediocre, no me seduce. Vivir conlleva riesgos. Vivir una vida simple es relativamente fácil. Fácil y, para mí, frustrante.

Ojo que no estoy haciendo apología de vivir como en una montaña rusa o al filo de la navaja. Pero sí una vida donde no te de miedo cruzar un puente por temor a ahogarte si lo cruzas. Respeto a quienes les caiga bien acostumbrarse a lo seguro, al puesto de trabajo con bonificaciones y premios al empleado del mes, a aceptar una vida conyugal infeliz por temor a la soledad, a no viajar porque no vaya ser que se caiga el avión, a no comer en ese restaurante que sólo miras de lejos porque hay que pagar la casa a fin de mes; cada quien con su tema. Yo prefiero arriesgar y por supuesto que vincularse sentimentalmente con alguien es riesgoso. Ojo, hablo en general, no de alguien en específico. Pero es un riesgo que, para mí, vale la pena, que te hace sentir vivo. Es riesgoso porque siempre cabe la posibilidad de que las cosas no salgan como deseaste. Es riesgoso porque si lo que sientes es real, sabes que ese sentimiento puede crear una realidad alterna que maquilla situaciones. Tu cerebro identifica, tu cerebro advierte pero, ¿quién se enamora con el cerebro? Yo escojo mis recuerdos y los que guardo son imborrables por felices, no por infelices. Puedes engañar a cualquiera, menos a lo que aparece cuando cierras los ojos. Un viaje inolvidable, un abrazo sin expiración, una confesión entre lágrimas, unas lágrimas entre risas. Si dejas que los mejores recuerdos sean remplazados por los errores, vivirás envenenado. Y ojo que con eso no estoy diciendo que los errores estén hechos para superarse y perdonarse sí o sí, los propios y los ajenos. Las relaciones no nacen equivocadas porque las personas sean malas, sino porque las circunstancias a veces no son las mejores y, aunque duela y demoremos en aceptarlo, es mejor dejar partir y atesorar las vivencias. Una relación puede iniciarse de manera equivocada y aun así ser una relación bella, única. Creo que a buen entendedor, pocas palabras.

Y respecto al programa, pues te repito que hay detalles que no puedo comentar, pero lo que sí puedo decirte es que, contrario a mis propios deseos, también creo que se personalizó mucho. Mejor dicho, siempre mantuvimos el lema de que la noticia era la estrella, pero no creo en la falsa modestia y es cierto que me identificaba mucho con Al Día, a pesar de mis esfuerzos por dar variedad o quizás como consecuencia casual de ese mismo esfuerzo. Estoy muy orgulloso de lo que se logró, por el talento de todos quienes colaboraron para hacer un producto de calidad. Apoyé a talentos para enseñarles desinteresadamente algunos trucos del periodismo que no iban a beneficiar más que a ellos mismos en esta profesión tan bella como bizarra. Ser periodista no es un oficio, es lo más parecido a una maldición, una maldición sana, digamos, si cabe el oxímoron. No tiene horario, eres periodista hasta cuando duermes. Recae básicamente en tu talento, olfato, rapidez mental. Cualquiera puede tener un micrófono pegado a la mano, pero no todos saben cómo usarlo.

VL: Una información, o como tú le llamas, “chisme”, insinuó que el problema que tuviste involucraba a tus hijos. La palabra “secuestro” dejaba mucho para la interpretación. ¿Eso no te molestó? ¿No te dio ganas a salir a hablar? 

HG: Te repito que era una situación delicada; te lo pongo así: si hubiera sido una situación con un vecino, no habría dudado un segundo en declarar. Pero se trataba de una situación sentimental, un ambiente privado que yo protegí celosamente durante meses. Protejo mucho mi privacidad. Se trataba no sólo de mi intimidad sino también sobre la intimidad de otra persona. Por más que decidí descansar de las redes sociales, era imposible no recibir “información” de personas directa o indirectamente, sin que les preguntes nada. Parecía una película, una mala película; incluso me dejaban anónimos. Si me ponía a responder cada uno de los disparates que se decían, me volvía loco. Y mi principal preocupación era empezar a recuperarme, tanto física como emocionalmente. No estaba molesto, porque eso hubiera germinado en rencor. La molestia, felizmente, no me dura mucho, en cualquier situación. Sentí más bien decepción; no era difícil alzar el teléfono y preguntarme qué había pasado en vez de elucubrar teorías que dibujaban el pobre nivel intelectual de muchos. El rencor es, principalmente, tonto, atonta. El rencor, venga de quien venga, pertenezca a quien pertenezca el error, crea quien crea tener más o menos dolor, principalmente atonta. ¿No te has dado cuenta que las personas rencorosas o vengativas son “perfectas”? Lo digo con ironía, obviamente.

VL: ¿Cómo así?

HG: Las personas que guardan rencor, juzgan hasta con cinismo. Muchas veces sin darse cuenta. Eliminan automáticamente cualquier error propio y eso es primariamente tonto. A nadie le gusta que le mientan, o lo engañen, o lo hieran. Eso es humano, comprensible. Pero cuando nos pasa, ¿realmente nos tomamos un minuto y hacemos el ejercicio de recordar si nosotros mismos alguna vez actuamos igual o hasta peor? ¿Nuestras equivocaciones acaso tienen fecha de expiración? Las minimizamos cuando se trata de nosotros. Hay temas que evitamos porque no son políticamente correctos. Quienes hablan y hablan sobre lo terrible que es la infidelidad, por ejemplo. Yo tengo un conocido que hizo trizas la reputación de su ex esposa porque ella tuvo un affaire que terminó en el divorcio. Pero claro, este mismo conocido no se acordó lo poco santo que fue con otras personas antes de conocerla. ¿Eso fue justo? No. El dolor, comprensible, lo cegó tanto que lo atontó, se llenó de rencor y no se tomó un segundo para pensar que él mismo fue imperfecto y varias veces. Fue injusto con ella. Claro que es sencillo ser general después de la guerra; todos hemos caído en la tentación del rencor, del ya verás, ahora te fastidio, te destruyo. Los seres humanos no sólo somos susceptibles sino inherentes a la equivocación. Pero hay que hacer el esfuerzo de ir mejorando con los años, respirar hondo antes de reaccionar y saber cuándo es bueno detenerse para evitar mayores dolores. Y si algo te llega a ocurrir, no rodearte de personas que te hacen creer que te aconsejan bien al empujarte a cometer sus mismos errores, creyendo así que alguna desgracia ajena los harán menos infelices.

VL: ¿Regresarás al periodismo?

HG: Es que nunca me he ido de él. Te repito, uno no descansa de ser periodista. Ni en las épocas en que vivía prácticamente de avión en avión como intérprete dejé de trabajar al menos en algo pequeño ligado al periodismo, ya sea redactando o reportando. Y es como manejar bicicleta; una vez que lo aprendes bien, nunca lo olvidas. Te dije que no creo en la falsa modestia, esa tendencia que a veces tenemos a minimizar nuestro propio trabajo. Tampoco estoy dentro de ese clan.

Cuando eres bueno en algo no tengas miedo de decirlo en voz alta, porque no será más que una confirmación de lo que ya se nota, con tal que lo hayas logrado con tu propio esfuerzo y reconociendo, agradeciendo cualquier ayuda que recibiste. Por eso digo con orgullo que estoy muy contento y satisfecho de lo que se logró con Al Día, de las frases características que creamos como “Somos Noticias”, porque eso éramos, filtros de profesionales ofreciendo noticias con la mejor calidad posible. No tengo más que buenos recuerdos y grandes anécdotas; guardo las felicitaciones con mucho cariño pero hay que darle vuelta a la página, nunca me ha gustado estancarme. Mi vida siempre ha sido así, un laberinto indescifrable, pero eso más bien creo que es una bendición, la prefiero así.

VL: ¿Qué haces por el momento? ¿Algo más que quieras agregar?

HG: El mejor plan es no tener ningún plan. A pesar que las circunstancias desde luego no fueron las más agradables, agradezco infinitamente el poder, ahora sí, dedicarle tiempo a escribir, leer y editar. En ese orden. Escribo por las noches, soy muy nocturno, asocio las noches con el misterio, con la sensualidad, la bohemia, la creatividad. Ojo que adoro el día, por mí podría vivir en verano toda mi vida. Pero no encuentro en el día el entorno deseado para la escritura; asocio el día más con el disfrute no intelectual, mundano. Encontré la disciplina que me faltaba. En pocas palabras, tal como me dijo una entrañable amiga en Perú: “ya deja de vivir las historias y ponte a escribirlas.” Tengo por ahí algunos viajes proyectados para cumplir con algunos compromisos ya pactados, también unas asesorías, pero mi principal enfoque ahora es no descuidar nunca más mi verdadera vocación y cumplir conmigo mismo; seguir escribiendo.

Sí quisiera robarte unos minutos para agradecer al público en general por los grandes índices de audiencia, por sus comentarios y respuestas a los reportajes. Mil gracias. También quiero agradecer a mis padres (uno de ellos ya descansando arriba) y hermanos, a los viejos amigos y amigas de siempre, y a los nuevos que han aparecido; robo la frase favorita de mi mejor amigo y compadre: “los amigos son los hermanos de apellido distinto.” También quiero agradecer a una persona en especial, por enseñarme una nueva y mejorada forma de amistad. Dicen que es difícil ser amigo de una ex pareja, pero no siempre es el caso.

Y principalmente, a mis dos hijos por su amor, demostrado sobre todo en sus silencios. La magia de un amor que hace que el silencio se convierta en la mejor compañía.

A la gente en general, sólo pedirles nuevamente respeto a la intimidad no de una, sino de dos personas, y no dejarse llevar por el facilismo del morbo. No es una situación donde haya un ganador o un perdedor, menos aún donde se deban escoger “bandos” o tomar lados; las situaciones humanas son mucho más complicadas que eso. Y tengan siempre en cuenta que toda historia, toda sin excepción, tiene al menos dos versiones. Simplemente, obvien la chismografía, es el peor de los virus. Saludos y vacúnense.

VL: Gracias Hernán.

HG: Gracias a ti.

Ivan Gomez
Immigrant, Editor-in-chief for Vocero Latino News, Vida Latina Cleveland, AND journalist for Cleveland Culture Magazine
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