Los Pobres como carne de cañón en la guerra electoral de México

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Programas Sociales
Los Pobres como carne de cañón
en la guerra electoral de México
Sergio Morales
Los programas sociales fueron creados en México con una tarea específica. Ayudar a los pobres. Es decir, repartir “el dinero del pueblo” al pueblo mismo. Para realizar esta función se necesitarían funcionarios públicos afines o con tendencias a los programas de ayuda. Personas a las que les guste ayudar a los menos favorecidos.
Sin embargo esto dista mucho de la realidad. Generalmente las personas al frente de los programas sociales son tipos sin escrúpulos capaces de manipular, chantajear y hasta extorsionar a quien sea con tal de conseguir votantes sin importarles en lo más mínimo el objetivo primordial de la dependencia que es ayudar a los que menos tienen.
De tal manera que la labor real de un funcionario de los programas sociales es conseguir votantes y mantener cautivos a los que ya se tienen ¿Ayudar a los demás? Mmmhh… Nop no les pagan para eso.
Empecemos con las ayudas que el gobierno manda a los ciudadanos. Estas ayudas no son para la población en general. Es decir, un padre de familia de escasos recursos no puede acudir a una dependencia de este tipo y solicitar ayuda para comprar por ejemplo zapatos para el uniforme de su hijo en la escuela. Lo que le dirían en una dependencia de este tipo sería que hay un programa en el que se entrega calzado en las escuelas y que tiene que esperar a que la ayuda baje desde el gobierno federal (si el gobierno federal es distinto al estatal te dicen que la ayuda bajará del gobierno del estado) así que nuestro amigo y su hijo tienen que esperar un buen tiempo para obtener esos zapatos, pero no por los motivos que les mencionan, sino porque en realidad hay que acomodar un día en la agenda del próximo candidato del partido en el poder para que este pueda ir a la escuela del niño a entregar los zapatos a todos los alumnos (con su respectiva foto y evento masivo). De esta manera se conseguirá el objetivo final detrás de todo el organismo de los programas sociales, que la gente piense “Díos mío que hombre tan maravilloso y caritativo”
No puede haber cosa más irónica en este mundo pues esos zapatos que el funcionario público, el candidato, o el gobernador hacen como si los hubieran comprado con dinero de su sueldo (el cual nosotros pagamos también por cierto) fueron comprados con dinero de la bolsa del señor que hoy les pide zapatos para su hijo. Si, con nuestros impuestos, el dinero de todos los ciudadanos mexicanos.
En fin, en este momento no hay zapatos, y solución que te ofrecen en la dependencia es que toda la información que necesites y todo lo que necesite tu familia tienes que tramitarlo a través de la lideresa de la colonia.
Pero la lideresa de la colonia tiene instrucciones precisas también. Ella no puede darle un par de zapatos a cualquier persona que lo necesite. Ella solo puede repartir zapatos primero que nada a los beneficiarios de su área, es decir, los que están comprometidos a votar por el partido que defiende la lideresa. Los que la acompañen en los eventos políticos y los que hagan campaña junto con ella. Los famosísimos y muy utilizados “acarreados”.
Las lideresas, al igual que los funcionarios de los programas sociales son duros en verdad, podría llegar la madre Teresa de Calcuta (si viviera) descalza y con los pies sangrantes y le dirían los mismo “tiene que esperar a que baje el programa”.
Otro factor en detrimento de este proceso es que en cada eslabón de la cadena de los programas sociales ocurre la clásica “tajada pal funcionario” y la bronca es que son muchos.
Veamos, un ciudadano acude a la lideresa de la colonia, esta al coordinador de lideresas, estas al coordinador de área, este al coordinador de zona, este al coordinador de coordinadores de zona, estos al delegado regional, estos al coordinador de delegados regionales, este al director de programas sociales, etc, hasta llegar al Gobernador del Estado y este al presidente de la República.
Nuestro amigo y su hijos podrían decir “es que son muchos pares de zapatos los que compra el gobierno” y si, son muchos así como también son muchísimos los familiares, conocidos, amantes, amigos con derechos, compadres, etc de cada uno de los integrantes de la cadena de los programas sociales los cuales ya mencionamos en el párrafo anterior.
Recientemente, los presidentes de los partidos políticos firmaron junto con el presidente de la República Enrique Peña Nieto. Un agregado al pacto por México. El llamado blindaje de los Programas Sociales. Se busca evitar cualquier desviación o manejo de recursos para el uso electoral.
La estrategia para evadir este blindaje es muy sencilla y se hace elección tras elección.
Un día antes del inicio de campaña, todos los funcionarios públicos de los programas sociales son despedidos pero al mismo tiempo integrados al trabajo de campaña del partido en el poder. Legalmente no reciben su sueldo como funcionarios aunque su sueldo continúe llegando por otros medios. Como comúnmente se dice “por debajo del agua”. Estos funcionarios tienen la advertencia de que deben trabajar al máximo en la campaña para seguir conservando su puesto en los programas sociales. Se supone que al obtener la victoria el candidato les respetará sus puestos de trabajo. Pero esto tampoco es seguro. El alcalde o gobernador electo puede si quiere simplemente no cumplir, olvidarse de sus promesas y despedir a todos.
El funcionario público de los programas sociales manipula y presiona a sus beneficiarios. La necesidad actúa como el arma de manipulación y los pobres o ciudadanos que tienen necesidades (casi todos) son la carne de cañón en la guerra electoral.
En conclusión, el dinero del pueblo (incluido el dinero de los pobres quienes por supuesto también pagan impuestos) que debiera utilizarse para ayudar a los propios pobres. Es raptado por los funcionarios públicos de los programas sociales quienes deciden a quien sí o a quien no destinarlo. El pobre acude a esos funcionarios en busca de ayuda y estos le condicionan su apoyo a cambio del voto. Obviamente los funcionarios públicos no lo dicen ni lo reconocen de manera directa y frontal pero como lo mencionamos anteriormente.
El principal objetivo de los programas sociales en México es capturar votantes.
¿Ayudar a los pobres?
Nop… para eso no les pagan.

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