Manzanitas de Octubre

Azufaifo3
Sergio Morales
Justo por detrás de la octava hoja en la rama más larga de ese árbol de manzanitas hay una pequeña fruta de color verde que apenas está creciendo, si te las comes ahorita seguramente enfermarás, pero si te la comes en octubre cuando su color sea rojo, su sabor será tan dulce que terminarás enamorada de ella- dice la mamá.
-Ya entendí – contesta la hija – pero te informo que ya estoy enamorada, es por eso que voy a casarme- dice con sarcasmo- ojalá y no llueva ese día caray – dice.
-cariño, las noches de octubre son hermosísimas, todo saldrá bien ya lo verás- contesta la mamá.
Un pequeño ruiseñor detiene su vuelo y se para tres ramas arriba de donde está la fruta verde. Son exactamente veinticinco hojas de la punta de esa rama hasta el tronco del árbol. Del suelo a la copa son 5,998,800 hormigas coloradas. No estoy muy seguro. De lo que si lo estoy seguro es que si dejaran de moverse sería más fácil contarlas. Velozmente, el pequeño ruiseñor se desplaza seis ramas más abajo. Voltea en todas direcciones con increíble velocidad. Un gusano quemador parece no moverse en el tronco. El gusano está a la altura de la hormiga 3,654,908. En realidad el quemador si se mueve y lo hace muy rápido para su velocidad habitual. Su dirección es hacia la copa del árbol al igual que la de las hormigas aunque no sé si estas vayan tan lejos como él. El ruiseñor vuela dos ramas para arriba, hace sus veloces movimientos de cabeza hacia todas direcciones y sube una rama más. Se detiene justo entre la octava y la novena hoja, a un ladito de la fruta verde. Voltea de nuevo para todos lados. El gusano sigue avanzando pero la hormiga 3,654,908 lo ha dejado muy atrás. El pequeño ruiseñor ve la fruta y sin pensarlo dos veces de tremendo picotazo le arranca un cacho. Su pico se impregna de ese amargo y horrible sabor de la fruta sin madurar. No puedo decir que escupe porque no sé si los pájaros lo hagan pero avienta hacia afuera de su pico los pedazos de fruta, sacude su cabeza y emprende el vuelo lejos del árbol. Las hormigas siguen avanzando y no se les ven intenciones de detenerse. Es en la rama 704 (contando de abajo hacia arriba) en donde las hormigas se alejan del tronco y siguen otro camino. Esta rama llega hasta el techo de la casa. Ahí las hormigas bajan y descienden por la pared hasta el foco del patio. La roseta de este foco tiene dos orificios para poderla atornillar en la pared. El de la izquierda tiene un tornillo con la cabeza desgastada y no está tan bien apretado por lo que hay un pequeño hueco casi imperceptible. Por ahí es por donde entran las hormigas y continúan su camino por los conductos de la luz. El gusano quemador como no queriendo la cosa ha llegado hasta la rama 328 pero no se conforma y aprieta el paso. Justo debajo de la roseta del abanico de la cocina está la hormiga 5,887,435. Ese lugar es una pequeña cúpula inversa que tienen todos los abanicos de techo justo por encima del motor. Arriba de las aspas y por supuesto arriba de los focos. Esa pequeña cúpula inversa está adornada con pequeños cortes y figuras al mismo estilo y color que las aspas y la estructura del motor por lo que todo en conjunto hace juego perfectamente y esta pieza en particular resulta para muchos imperceptible. Pero esta cúpula es muy importante porque cumple la función de esconder todos los cables que conectan al abanico de techo con los cables de la casa. Muchas de las hormigas de la fila están todas amontonadas ahí. Es un lugar fresco y húmedo, ideal para cultivar el hongo del cual se alimentan. Las hormigas no comen las hojas que cargan porque no pueden digerirlas, con esas hojas alimentan al hongo y luego ellas se alimentan de él. Las hormigas están tratando de apilarse en orden y con mucho cuidado porque corren el riesgo de caer por los pequeños espacios de los adornos de la cúpula. Unas a otras se sostienen con mucho cuidado pero lamentablemente, la 5,887,435 tiene un pequeño descuido cuando la 5,887,434 pisa una de sus patas por accidente.
-¡Auch!- dice la hormiga.
-¡Lo siento mucho!- contesta la otra.
Pero al voltear a ver a su compañera, la 5,887,435 se desprende del montón y cae por los orificios de los adornos de la cúpula succionada por el aire provocado por las aspas del abanico. La 5,887,434 observa como su compañera esquiva el grueso del motor por la fuerza de la succión y luego ve como desaparece a la velocidad con la que una de las aspas pasa frente a sus ojos. Ella se siente terriblemente culpable. Pero la hormiga 5,887,435 no muere ahí. Tras pasar las peligrosas aspas, la hormiga cae al ritmo del aire y poco a poco su velocidad se reduce hasta caer suavemente impulsada por el escaso empuje de su leve peso. El gusano quemador mientras tanto comienza a cansarse y se detiene un poco en la rama 654. Observa la fruta verde picoteada por el pequeño ruiseñor.
-Tontos novatos… – dice el gusano a manera de refunfuño.
La hormiga continúa cayendo hasta llegar al cuello de la hija de la dueña de la casa. El contacto es casi imposible de percibir para la chica, pero 5,887,435 está muy asustada y al sentir el movimiento de la piel de la chica lo que hace por instinto es picar con sus tenazas.
-Auchh!!!- dice la hija de la dueña y se levanta de la mesa.
Su madre, con una capacidad de reacción impresionante, aplasta de un buen manotazo a la 5,887,435.
-Auchhh!!- se queja de nuevo la hija.
-Condenadas hormigas quien sabe por dónde se están metiendo- dice la señora.
El pequeño ruiseñor revolotea entre dos manzanitos en el otro extremo del patio y no planea regresar al manzanito anterior porque aún conserva entre su pico los restos del amargo sabor.
-Mira qué lindo ruiseñor anda en el patio hija, ven vamos un ratito a tomar el sol de la tarde allá afuera junto a los manzanitos, mira que hermosos se están poniendo- dice la señora.
-No empieces mamá, no voy a salir al patio- dice la chica – ¡todos los insectos me odian! Primero ese gusano quemador que me pinchó en la mañana y ahora la hormiga en el cuello. No, ni lo pienses. Mejor me voy a ver televisión a mi cuarto- y parándose rápidamente se fue caminando hasta su habitación, prendió el televisor y se encerró.
-Jóvenes… dice la mamá a manera de refunfuño.
El gusano quemador decide que es suficiente el largo camino recorrido hasta hoy y planea no moverse de la rama 654. Ha decidido tejer ahí su capullo. Según sus cálculos, tiene seda para cerca de 800 metros por lo que será una buena crisálida y si todo sale bien, estará volando por ahí de los primeros de octubre transformado en mariposa. El ruiseñor no se cansa y cada vez vuela más rápido. La mamá de la chica, ahora en el patio, esboza una pequeña sonrisa cada que el ave pasa junto a ella. La fruta picoteada no luce tan triste a pesar del pedazo que le falta, confía en que llegará a octubre y solo tendrá una pequeña cicatriz.

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