Por Sergio Morales
Hoy en día la situación es complicada para todos sin importar clases ni estratos sociales y me llama mucho la atención como los latinos en particular siempre buscamos soluciones alternas a los grandes problemas. Es decir si ganamos 500 pesos a la semana en nuestros trabajos buscamos la manera de realizar otra actividad que nos permita obtener un poco más de ganancias para ver si llegamos a los $700 u $800. Quizás el actuar de esa forma es una parte esencial de nuestra naturaleza y por eso casi siempre buscamos no rendirnos ante la adversidad. Quizás no nos queda de otra y solo lo hacemos pues porque si no lo hacemos nos morimos. El punto es que como decimos “hay que buscarle por todos lados” lo que me parece una actitud no solo muy buena sino además muy loable y es por eso que estamos todo el tiempo haciendo actividades extraordinarias (además de nuestro trabajo obviamente) como vender tamales, lavar carros, cortar el zacate de las casas de los vecinos, vender hamburguesas, cuidar mascotas, etc
La Casa del anciano local no está exenta de la situación tan dura que aqueja al país y para obtener recursos extras opta por hacer una venta de garaje o pulga para el próximo domingo con algunas de las pertenecías que los propios inquilinos deciden donar para la venta. Para tal evento la directora del asilo y el grupo de ancianitos decide que sean Doña Chepina, Doña Tere y Don Arnulfo los representantes y vendedores . Doña Chepina se puso muy contenta al saberse elegida pues a ella siempre le ha gustado andar en todos los eventos y siempre ha sido muy inquieta y servicial. Doña Tere no es tan social como Doña Chepina pero es muy amena y siempre se adapta a la situación. El que si de plano dijo que no quería participar fue Don Arnulfo un maestro retirado que tras 40 años de estar al frente de un salón de clases había terminado harto de toda interacción con las personas y desde un principio dijo que no le gustaría asistir pero bastó una sola mirada de Doña Chepina para convencerlo de acudir aunque sin esbozar sonrisa alguna.
Pues se llegó el domingo y la venta empezó muy bien con Doña Chepina y Doña Tere vendiendo a muy buen ritmo todo tipo de cosas. Sartenes, sábanas, flores de plástico, vasos, lentes usados bueno de todo se estaba vendiendo afortunadamente para la causa del asilo. Don Arnulfo permanecía al margen de toda transacción y solo apoyaba con su presencia pero no tenía la más mínima intención de participar él solo quería estar cerca de Doña Chepina. No estaba enojado ni mucho menos solo estaba parado atrás de las dos vendedoras y procuraba no decír una sola palabra para no interrumpir a sus compañeras aunque de vez en cuando se quejaba del calor. Para las tres de la tarde Doña Chepina, ya con varias horas de venta, mencionó que tenía que ir al baño y doña Tere también aprovechó para ir a comprar los refrescos para la comida por lo que a Don Arnulfo no le quedó más remedio que quedarse, al menos por un corto tiempo, al frente de la venta ya que sus compañeras prometieron no tardarse.
A esa hora quizás por el sol la venta se había calmado totalmente y o se veía un cliente cerca pero como cosa adrede cuando las vendedoras estrellas se fueron llegó hasta la pulga del asilo una señora de aspecto elegante un tanto gordita pero muy simpática que le preguntó a Don Arnulfo.
-¿Qué precio tiene el florero señor?- dijo la gordita.
-Creo que $150 pesos- contestó Don Arnulfo.
-Mmm… me interesa- dijo la gordita.
Don Arnulfo muy confiado en que la gordita compraría el florero de inmediato se puso a buscar las bolsas de plástico para concretar la venta pero la gordita interrumpió.
-¿Y el abrigo grande tan precioso que tiene ahí colgado que vale? Dijo la gordita.
-Déjeme ver – dijo Don Arnulfo mientras buscaba el precio en las bolsas del abrigo- $300 pesos – dijo Don Arnulfo.
-Si me interesa- dijo la gordita- está precioso, me interesa mucho de verdad.
Don Arnulfo se preparó con otra bolsa pues seguramente el florero y el abrigo no cabrían en una misma bolsa y el hombre quería estar preparado si es posible para que cuando llegara Doña Chepina entregarle el dinero de las dos o probablemente tres ventas que él había realizado.
-¡Dios mío! Qué bonito perchero ese de los caballos ¿Cuánto cuesta? – dijo la gordita.
-vale $380 pesos- contestó Don Arnulfo.
-Está precioso, también me interesa –dijo la gordita.
Ella siguió observando y sorprendiéndose por todos los artículos (al parecer muy bonitos) que estaban a la venta pero Don Arnulfo comenzó a desesperarse tras repetir el mismo numerito durante tres productos más y en el séptimo producto maravilloso por el cual preguntó la gordita optó por decirle:
-¿Señorita usted ha experimentado un rompimiento sentimental?- preguntó Don Arnulfo.
-Nooo, claro que no- contestó la gordita un tanto indignada y confusa- ¿por qué me lo pregunta?- dijo la gordita.
-bueno, lo que pasa es que yo acabo de tener un rompimiento, acabo de terminar una relación casi en este mismo momento- dijo Don Arnulfo.
-No me diga eso por favor ¿Y está usted bien? Preguntó la gordita.
-un tanto molesto- respondió Don Arnulfo.
-¿Y quién es ella si se puede saber?- preguntó la gordita.
-Claro que si- contestó Don Arnulfo- ella se llama “Me interesa”- dijo Don Arnulfo.
-¡Nadie se llama me interesa! ¿Esto es una broma verdad?-preguntó la gordita.
Claro que no, y si me lo permite le explico rápidamente – dijo Don Arnulfo.
-Ándele pues- dijo la gordita ya medio enojada.
Esto es lo que dijo Don Arnulfo:
“Me interesa” es una frase que he descartado totalmente de mi vocabulario. Hablé con ella, le expliqué mis motivos, no creo que los haya entendido, pero está hecho y no vuelve a salir de mi boca nunca más. No fue nada fácil pues ella me dijo llorando:
-¿Tan siquiera explícame por qué ya no me utilizarás?-Le dije- perdóname pero cada vez que te utilizo (me interesa) me haces ver como un perfecto idiota y te explico rápidamente porque, en una operación de compra–venta al utilizarte (Me interesa) me colocas en un punto que se encuentra exactamente a la misma distancia de tu opuesto (No me interesa) con la gran diferencia de que si me quedo callado no doy la más mínima esperanza de comprar lo que sea que estén vendiendo. Por tal motivo si te utilizo (me interesa) es porque estoy diciendo que deseo comprar lo que venden pero seguramente no puedo hacerlo, porque si pudiera, en lugar de utilizarte (me interesa) mejor utilizaría “lo compro” y fin del problema. El punto es que para decir “lo compro” necesito tener dinero y a lo mejor lo tengo o no el caso es que no quiero utilizar ese dinero (si es que lo tengo) y no hay ningún problema si no quiero utilizar mi dinero (si lo tengo) el problema es que al utilizarte (me interesa) y no dar el siguiente paso que es la compra queda de manifiesto que no tengo dinero (al menos el suficiente) para comprar lo que están vendiendo y ahora estoy dando la impresión de ser un tipo bloff como dicen los que juegan cartas o puro cuento como decimos los mexicanos. Si en lugar de utilizarte (me interesa) mejor utilizo “me gusta pero no tengo dinero para comprarlo” no me meto en problemas pero al decirte (me interesa) estoy inventando un estatus económico totalmente ficticio que ahora me tiene con la soga al cuello pues obviamente no quiero lucir pobre aunque si lo sea (al menos en ese momento) y podrías pensar que el utilizarte (me interesa) es una solución y no un problema pues al final del día eres una promesa y las promesas son solo eso. A veces se cumplen y a veces no. Cuando te utilizo (me interesa) me siento tan vacío como la campaña de un candidato barato. Por eso no te hagas la interesante y pienses que cada que te utilizo (me interesa) me haces lucir como un cliente potencial eso se lo puedes hacer creer a la gente que no piensa, a la gente que no te conoce pero yo si se cómo eres. Lo siento pero está decidido y no te utilizaré más (me interesa) y así terminé con ella- dijo Don Arnulfo.
-¡Váyase al cuerno viejo idiota!- dijo la gordita y se fue sin comprar nada.
Doña Chepina y Doña Tere llegaron más tarde.
bigsergio04mex@hotmail.com
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