No quiero escribir

Por Hernán Gálvez

Cuando uno escribe, quieras o no, te impones un filtro que pasteuriza un poco lo que quieres decir, amansa al tigre. De las ideas al papel hay un trecho odioso llamado “formas”. Hay que guardar las formas, no herir susceptibilidades, etc. Para un periodista con rabia (mi caso hoy) es un poco tedioso.

Aunque no es necesario ser periodista o político para enfrentar este (jodido) dilema. Piensen en sus conversaciones privadas en comparación a sus pláticas grupales. No son iguales, no actúas igual. En esto los políticos son expertos. ¿Los han visto y oído cuando declaran? Engolan la voz, aseguran el mejor perfil, esbozan sonrisas congeladas más falsas que seno de travesti. ¿Crees que así hablan cuando están en casa o conspirando con sus compinches? De ahí viene la frase “políticamente correcto”. Conclusión en voz alta: hay cosas que nos permitimos en solitario que jamás soltaríamos en público.

Enfatizo lo de voz alta porque hoy esta columna no es escrita, sino trascrita. Todo lo que estás leyendo está siendo grabado desde la imperialísima comodidad de mi cama. Hoy me importan tres carajos las formas. No quiero usar filtro alguno. Quiero ser todo lo incorrecto posible. Herir todas las susceptibilidades que pueda. Ojalá lo logre y termines tan malhumorado como yo.

Y te cuento por qué estoy higadito. Empecemos por casa: me asquea tanta hipocresía ahora que el “presidente” (mejor le caería el título de Administrador de Empresas) ha pasado sus primeros cien días de ¿gobierno?… . Y, por supuesto, no ha cumplido ni la tercera parte de sus “promesas” para hacer América más grande (le pondré comillas al transcribirlo porque le caería mejor llamarlas “amenazas”, por las bestialidades que proponía para activar la economía). A menos que le haya cambiado de nombre a sus empresas y ahora se llamen “América”… ¿De qué miércoles se sorprenden? ¿Qué vienes ahora a arañarte porque la esposa prefiera vivir en el edificio Trump y no en la Casa Blanca como correspondería y que todos paguemos con nuestros impuestos su capricho farandulero? ¿Por qué te escandaliza que Trump haya botado sin asco al director del FBI que investigaba sus abiertos coqueteos con los rusos durante la campaña? ¿Qué vienes a indignarte ahora que la hermana del yerno ande ofreciendo residencias permanentes a empresarios en China a condición de que inviertan aquí? Claro, cuando se trata de dinero ya no son los malos feos y chinos cochinos.

¿A qué viene ahora tanta preocupación? Estaba cantadito, hipócritas: si chilla como pato y camina como pato es un pato, pues. Todas las señales estaban ahí: misógino, empresario mediocre (mandó a la banca rota a cuatro de sus empresas); heredó el capital de su papá; mentiroso (en cada debate los que manejan los fact checks hacían una orgía con tantas babosadas que decía); ignorante de la propia historia americana, etc. Y ustedes lo hicieron presidente. ¿Entonces qué les jode ahora que se la pase más en su club privado, juegue a la comidita con dictadores y haya ya empezado a repartir bombas como su republicano hermano neuronal George Bush hijo (entre los dos no hacen un cerebro completo)? ¿No sabían acaso el negociazo que representa bombardear países e inventar guerras? Y él es principalmente un empresario antes que presidente, mulas.

Pero les tengo buenas noticias: sus vidas, tal como les dije en aquella apocalíptica columna donde, estreñido de la cólera, pero sin otra opción por las obvias tendencias suicidas de nuestro electarado, adiviné el triunfo de este fronterizo mental, no van a cambiar en nada. Va a seguir ocurriendo lo que ocurre en este país desde hace, más o menos, digamos, SIEMPRE: los ricos serán más ricos, los pobres más pobres, y la clase media alimentará a los primeros, pero también a los segundos. Así ha funcionado siempre este magnífico sistema. Salud por eso, si quieres con tequila, mientras construimos el muro…

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Pero la imbecilidad no es sólo local, ¿felizmente? Repasemos sino un poco lo que pasa en los Macondos. Y disculpen la parcialidad, pero se me da la gana de hablar de un Macondo en especial, mi país: Perú. Están invitados a dejar de leer ahorita mismo si no les gusta. Aunque les advierto, como premio consuelo, que las cojudeces que pasan allá son aplicables a todo país latinoamericano que haya tenido este problema de las guerrillas y conflictos internos en su historia. O sea, casi todos…

Ocurre que un grupito llamado Movadef, rezago no armado (hasta ahora) del sanguinario Sendero Luminoso, quiere entrar en política y no los dejan. Por el momento son cuatro gatos, pero el gobierno, si cede a los “reclamos” de politicastros y periodistas demagogos, los convertirá prontito en una pandilla lo suficientemente grande como para seguir engatusando a más despistados.

Porque sí, de que hay imbéciles (sobre todo jóvenes menores de treinta años, según las encuestas) que se creen el cuento de la revolución armada y se sienten súper diferentes y confundidos hablando del Ché Guevara con sus looks de no-me-ba-ño-ha-ce-una-se-ma-na-y-pien-so-dis-tin-to-así-que-mí-ra-me, los hay. Así como existen quienes se estupidizan con drogas y/o alcohol. La autodestrucción, aunque no les guste, también es un derecho. ¿Y qué vamos a hacer? ¿Encerrar a todos los que se coquean? ¿Asesinar a todos los que beben? No pues, no jodan. ¿Crees que un pedófilo deja de serlo porque lo mandas al psicólogo o le prohíbes pensar en niños? Así de idiotas son las leyes que proponen al cerrarles el círculo a estas bestias. Déjenlos participar en política, carajo. Si hay animales que quieran votar por ellos, que los haya, al final siempre un país tendrá los gobernantes que merece y es mejor identificarlos desde ya.

Hace poco estos babosos salieron a marchar reclamando no sé qué cojudez y los mismos demagogos de siempre saltaron hasta el techo porque la policía “custodió” a estos angelitos mientras gritaban sonseras en la calle. ¿No saben acaso que la chamba principal de un policía es preservar el orden público? ¿Quién les ha dicho que esos oficiales “cuidaban” a los retardados mentales esos? ¿Acaso aquí cuando a los oficiales negros les toca patrullar las reuniones públicas de los modernos Ku Klux Klan creemos que eso es muestra de simpatía? ¿Podemos ser más idiotas? No mezclemos papas con camotes. No victimicemos al Movadef, que eso quieren. Miremos al vecino: los colombianos le dijeron NO en primera instancia al Acuerdo de Paz original e impusieron sus propias condiciones. Las FARC y sus rezagos podrán participar en política, tal como lo hicieron ya otros grupos como el M-19, sin mayor éxito, por cierto. En algo tuvo razón Abimael Guzmán cuando lo capturaron: señalándose la frente, dijo algo así como que podían capturar a la persona, pero no los pensamientos. Y es cierto, pues. Al terrorismo no se le ataca encerrando y callando a sus loquitos. Se le ataca con educación, con presencia del estado, con una política fuerte de recordación perenne de lo que hicieron esos hijos de puta. Y si quieren participar en política, que participen. Si tenemos votantes tan hijos de puta que pudieran darles poder, seamos un país hijo de puta entonces. Pero no caigamos en su trampita de victimización que así es como llaman la atención de despistados, que siempre hay. Trabajen ahí donde estas basuras crecieron, demostrando que la democracia y el orden son el camino, no la rebelión. Y ya. Si llegaste hasta aquí supongo que no te jodí tanto. ¿O sí? Bueno, sea lo que haya sido, ya me cansé de grabar.

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