Por Hernán O. Gálvez
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Conversaba de madrugada con una prima muy querida que vive en Europa; madrugada para mí, ya de tarde para ella: “Hernán, están haciendo ‘batidas’ casa por casa, sacaron los tanques a la calle, por toda esta cuestión de Francia”.
Repliqué, sin dudar: “sí, que terrible. Pero que no jodan los franceses, mucho luto, mucha banderita en Facebook, pero ¿quién m… (imaginen las otras cinco letras) dice algo sobre los bombardeos a Siria?” Y Estados Unidos que no aprende la lección y vuelve a meter su (sangrienta) cuchara en lo que no le incumbe.
Pero claro, cuando estos salvajes de ISIS o Al Qaeda reaccionan a la provocación, al toque la “comunidad” internacional empieza con sus ridiculeces de embanderar las redes sociales y los artistas progres a componer cancioncitas cojudas en “solidaridad”. “¿Recuerdas lo de Septiembre 11?”, le pregunto a la prima. Hasta el huevas de Gianmarco –cantante peruano ‘sensible’ al dolor en inglés (¿sería porque entonces trabajaba para los Estefan?, no creo, coincidencia nomás) pero que no cantó ni la cucaracha para los miles de muertos iraquíes- reunió a una docena de artistas pánfilos en la Casa Blanca para “honrar” a los muertos gringuitos.
A ninguno de esos se le ocurrió preguntarle al fronterizo mental de George Bush por qué se le ocurrió bombardear Irak, si Hussein no tenía nada que ver ahí. A ninguno se le ocurrió preguntarle por qué permitió la salida –sin siquiera interrogarlos- de los familiares de Osama Bin Laden residentes en Nueva York al día siguiente del atentado (no sean mal pensados: no tuvo nada que ver que aquellos angelitos tuvieran negociados con los Bush, coincidencia nomás). Las lágrimas y el sufrimiento no tienen bandera. Tan terrorista es el que provoca como el que reacciona.
Ojo al piojo: no defiendo la reacción bélica de ISIS, pero honestamente: ¿qué haces si te meto un puñete en la cara, me respondes con un beso? Estados Unidos y sus huele-pedos europeos, especialmente Francia, tienen una reputación bien ganada de metiches internacionales, sean en asuntos políticos o no. Si esos salvajes quieren vivir en la edad media golpeando a sus mujeres o rezándole a una pared, es su problema. Es terrible, sí, pero parte del derecho internacional exige el respeto a la libertad. Pónganles vetos económicos si desean, reduzcan o sean más rigurosos con la inmigración islámica –en lo que estoy de acuerdo; es ciertamente desagradable ver tanta opresión femenina dentro de sus diásporas hospedadas aquí, un país “libre”-, pero no traten de “cambiarlos” a la prepo. ¿Le habría gustado a los tan dignos Obama y Hollande que la “otra” comunidad internacional, la barbuda, les enseñe a bombazos 50 años atrás que a los negros no se les discrimina y que la mujer tiene los mismos derechos que el hombre?
El atentado de ISIS es injustificable. Pero la reacción y provocación francesa y estadounidense es desproporcionada, abusiva y exagerada. Tantos organismos de “inteligencia” -la CIA, el FBI, la National Security Agency, y sabrá Dios cuántos más- y no aprenden estos “genios” que al terrorismo islámico no se le combate únicamente con la fuerza.
Al Qaeda, ISIS y demás franquicias paramilitares no basan su poder necesariamente en las armas, sino en su doctrina e ideología que, aunque enfermizas y trasnochadas, captan seguidores en todo el mundo, sin importar ya la nacionalidad. Ejemplifico con lo que dijo Abimael Guzmán, líder del sanguinario movimiento terrorista peruano Sendero Luminoso, al momento de su captura: “lo que no muere es esto” (señalándose la cabeza). Al terrorismo no sólo se le ataca con armas, sino con inteligencia global que pacifique sin necesariamente ponerse al mismo nivel del enemigo. Y espero que ahora todos esos “dignos” feisbuqueros y blogueritos pongan su banderita siria en sus perfiles también. ¿O las lágrimas se clasifican por nacionalidad?
Hernán O. Gálvez es periodista y escritor. Tiene un bachiller en Periodismo de la universidad de Wisconsin y una maestría en Ciencias Políticas de la universidad estatal de Cleveland. Es corresponsal en Ohio de Telemundo Internacional. También es dueño de Bilingual Trade International LLC, compañía de interpretación, traducción y asesoría en inmigración.
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